Índice
Felizmente, los últimos años, múltiples especies animales consideradas desaparecidas han sido protagonistas de avistamientos extraordinarios tras décadas de ausencia.
En Latinoamérica, diversas especies de fauna se enfrentan a serias amenazas como la degradación de su hábitat, la deforestación, el tráfico ilegal, entre otras presiones. Esta situación ha ocasionado que algunos animales se extingan o dejen de ser vistos.
Sin embargo, el trabajo de conservación de comunidades locales, científicos y organizaciones ambientales ha logrado que especies como el matorralero cabecipálido, la nutria gigante, el jaguar, la rata chinchilla y el muitú vuelvan a poblar los ecosistemas de Ecuador, Argentina y Perú.
1. Un roedor extinto en el Santuario Histórico Machu Picchu
En el Santuario Histórico Machu Picchu, en Perú, cámaras trampa revelan un hecho asombroso: la presencia de un roedor que fue considerado extinto durante casi cien años. Alrededor de otras 17 especies de mamíferos también han sido captadas.
Durante casi un siglo, científicos e investigadores creyeron que la rata chinchilla (Cuscomys oblativus), un roedor endémico del Santuario Histórico Machu Picchu, estaba extinta.
Guardaparques del Santuario Histórico Machu Picchu encontraron en el camino inca un ejemplar de esta rata en mal estado, a la que cuidaron hasta que se recuperó y, antes de liberarla, le tomaron fotos que llegaron al científico José Ochoa y confirmaron la identidad de esta especie endémica.
“La rata existe y está en algún lugar, pensamos cuando vimos las fotos. Así, nació este proyecto con cámaras trampa en Machu Pichu, pues, junto con Sernanp [Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas] decidimos buscarla dentro del santuario”
señala José Ochoa, investigador del Museo de Biodiversidad del Perú.
2. Matorralero cabecipálido
Durante 30 años, se pensó que el matorralero cabecipálido estaba extinto. Pero desde que volvió a ser visto en 1998, entre los matorrales de un pequeñísimo valle del sur del Ecuador, el ave endémica ha vuelto a poblar los Andes del Sur de Ecuador. Un ave en riesgo de desaparecer del planeta, considerada extinta por más de dos décadas, fue redescubierta motivando a la creación de una reserva para protegerlo, la reserva Yunguilla.
“El matorralero está extremadamente amenazado y, prácticamente, su único refugio es la reserva de Yunguilla, que es pequeñita, pero que acoge a la mayor población conocida de esta especie”.
afirma David Parra, biólogo y director de Conservación en la Fundación Jocotoco.
3. Nutria gigante
Teuco es un ejemplar macho de nutria gigante que fue visto en el Chaco argentino después de más de 120 años. Teuco fue nuevamente visto en diciembre de 2021. Ahora Yverá, una nutria gigante, será la encargada de atraer a Teuco con el fin de recuperar la especie.
El 16 de mayo de 2021, la tranquila navegación de Sebastián Di Martino, director de conservación de la Fundación Rewilding Argentina (FRA), a lo largo de la laguna El Breal, en el interior del Parque Nacional El Impenetrable, fue repentinamente alterada por el encuentro con el primer ejemplar de la especie registrado en el Chaco argentino desde 1899, casi dos años más tarde.
4. Qaramta: Crónica de un jaguar enamorado
En 2019, después de siete años, los científicos lograron avistar a un jaguar en el Parque Nacional El Impenetrable, en el Gran Chaco argentino, al que bautizaron como Qaramta.
En diciembre de 2020, de regreso de uno de sus paseos, a Qaramta se le unió Tania, dando paso a la posibilidad de aumentar la escasa población de la especie en la región. En 2021, nacieron 2 cachorros producto de la unión entre Qaramtá y Tania. Este hecho da esperanza de repoblar de jaguares en la zona.
5. El muitú
Después de cincuenta años de ausencia, nacieron tres pichones de muitú en los bosques correntinos del Parque Nacional Iberá, en Argentina, gracias a un programa de reintroducción. Esta ave es considerada la pava de monte más grande del país además de la principal especie dispersora y depredadora de semillas del Iberá.
Esta ave que parece una gallina gigante y pesada, que mide más de 80 centímetros y pesa más de tres kilos, tiene una dieta consistente en un 80 % de frutos grandes y carnosos, mayores a los que podrían comer aves más pequeñas e incluso algunos mamíferos. Desde febrero del 2021, ejemplares del ave junto con sus polluelos fueron aislados en un recinto para su tránsito seguro en su periodo de vulnerabilidad.
FUENTE: Mongabay.
About Author
Impacto Positivo
Somos Impacto Positivo es una plataforma creada con el propósito de inspirar y orientar a nuestros lectores a mejorar sus estilos de vida.