Linette Montenegro, directora nacional de Patrimonio de MiCultura detalló que durante este verano la Fundación El Caño y el Ministerio desarrollan el proyecto arqueológico de la Tumba N° 9 del Parque Nacional Arqueológico. Es parte de un proyecto a largo plazo que empezó en la estación seca del año 2022 y es financiado a través del “Convenio de Cooperación Cultural Nº 025-2021” celebrado entre MiCultura y la Fundación El Caño para el desarrollo del “Proyecto Arqueológico El Caño, campañas 2021-2024“.
Montenegro agregó que además de las ofrendas, en su mayoría artefactos de cerámica, también se encontraron piezas de oro que forman parte de los ajuares funerarios con que se enterraban a los muertos, y que tienen no solo un valor económico, sino un incalculable valor cultural e histórico.
El ajuar de oro está compuesto de 5 pectorales, 2 cinturones de cuentas esféricas de oro, 4 brazaletes, 2 pendientes en forma de figuras humanas (un hombre y una mujer), un pendiente en forma de cocodrilo doble, 1 collar de cuentas pequeñas circulares, 5 pendientes elaborados con dientes de cachalote con fundas de oro, un conjunto de placas circulares de oro, dos cascabeles, pulseras y faldellín elaborados con dientes de perro y un conjunto de flautas de hueso.
Posibles orígenes
En tanto la doctora Julia Mayo, directora de la Fundación El Caño y directora del proyecto arqueológico por 18 años, pues las excavaciones empezaron en el año 2008, detalló que el ajuar de oro pudo haber pertenecido a un varón adulto de alto estatus de la jefatura de Río Grande.
La doctora Mayo afirmó que la tumba fue construida alrededor del año 750 después de Cristo y es la de un gran señor, pero también de otras personas que murieron para acompañarlo al «más allá».
Explicó que la excavación del entierro no ha finalizado, por tanto, no se puede precisar de momento cuántas personas fueron enterradas con él, pero lo que sí se sabe que fue enterrado boca abajo, una manera de entierro común en esta sociedad, sobre el cuerpo de una mujer.
Sitio El Caño fue un recinto de uso funerario (necrópolis o ciudad de muertos), que fue construido alrededor del año 700 d.C. y abandonado entorno al 1000 d.C.
Además de los conocidos monolitos, el recinto contenía un cementerio y un área ceremonial con edificios de madera.
“[Este descubrimiento es importante, entre otras cosas, porque presenta un tipo de enterramiento muy especial que] conocemos como enterramientos múltiples y simultáneos y lo llamamos así a porque consisten en inhumaciones de un número variable de personas (de entre 8 y 32 personas) en una misma tumba de personas de alto estatus que fueron enterradas junto con otras previamente sacrificadas para servir como acompañantes”.
detalló la especialista Mayo.
FUENTE / IMÁGENES: MiCULTURA