Amartya Sen, el economista bengalí que aportó una visión más humana a la economía, cosechando un Nobel de camino

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Amartya Sen reflexiona sobre su larga y prolífica carrera como catedrático y economista en tiempos de desigualdad.

Amartya Sen, economista, catedrático, escritor y sociólogo indio, ganador del Premio Nobel de Economía, fue laureado con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. Con ocasión del evento hacemos un recuento de su vida.

Nobel de Economía en 1998, el prolífico indio Amartya Sen se ha caracterizado por centrar sus investigaciones sobre la pobreza, la economía del bienestar y la desigualdad, reuniendo su discurso bajo la consigna de que el hambre que padecen amplios sectores de la población mundial no se explica por la falta de alimentos, sino por deficientes sistemas de distribución. Así lo sostuvo en una tesis de cuarenta años de edad y lo sigue sosteniendo.

En los libros Pobreza y Hambruna: un ensayo sobre el derecho y la privación o Desarrollo y libertad, este economista y filósofo indio de etnia bengalí, se rebela contra la desigualdad y revoluciona las teorías del desarrollo, ganándose el apelativo de “el gran crítico del capitalismo de nuestro siglo”. Iker Seisdedos escribe sobre Amartya Sen en la columna “Ideas” del diario El País a raíz de la condecoración del indio de 87 años con el galardón en Ciencias Sociales Princesa de Asturias y donde desde una óptica respetuosa observa su vida y logros.

Nacido en Santiniketan —en la universidad bengalí creada por el Nobel de Literatura Rabindranath Tagore— obtuvo el Nobel de Economía en 1998. En aquel entonces, la Academia de las Ciencias de Estocolmo le honró por su contribución al análisis del bienestar económico. Con el dinero logrado con ese premio, creó la fundación Pratichi Trust, de ayuda a la alfabetización, la salud básica y la igualdad de género en la India y Bangladés.

Amartya Sen

A temprana edad adquirió su concepción de las personas como entes complejos que trascienden una nacionalidad, raza o sexo. Su preocupación por la brecha de género nació de sus primeras impresiones infantiles sobre la importancia de las mujeres en Myanmar, Birmania, mientras que los viajes en un vapor por el río Padma alimentaron su compromiso con el acceso a la educación escolar en el mundo.

Ejerció la docencia dictando Economía y Filosofía en la Universidad de Harvard, entre 1987 y 1998 y desde 2004 hasta su jubilación. Sin embargo, Sen, ha trabajado en las principales universidades del mundo, de la London School of Economics a Oxford o Cambridge, donde fue rector del Trinity College medio siglo después de pasar por primera vez por su Gran Puerta como alumno inexperto. 

Amartya Sen

En su obra autobiográfica, Un hogar en el mundo, desarrolla una novela que documenta el aprendizaje de un niño bengalí, su alter ego, que vive en el seno de una familia de intelectuales las ondulaciones del clima en el Raj británico, luego viaja a la metrópoli a estudiar en la universidad de Cambridge, donde se codea con la crema de la intelectualidad europea y prueba suerte en la academia estadounidense, antes de iniciar su etapa como profesor en Delhi

Como autor, incluye en su acervo bibliográfico revelaciones cruciales sobre el funcionamiento de la política económica, la justicia y, sobre todo, la noción esencial de que el desarrollo pasa por estimular las capacidades humanas y por permitir a los individuos que persigan aquello que valoran. En sus textos, Sen desafía la estrecha estrategia causa-efecto de gran parte de la economía, entendiendo el significado de las acciones buenas más allá de la ponderación simple de los costos y beneficios.

Logros de Amartya Sen: mucho de dónde elegir

Entre los logros múltiples de Amartya Sen, están el haber aportado un punto de vista filosófico a la teoría de la elección social, el aplicar el enfoque de capacidades para tratar la desigualdad y su contribución en la creación del índice de desarrollo humano (IDH) de la ONU. A él, entre otros expertos, le debemos que desde 1990, gracias al IDH, no todo se fíe a la variación del producto interior bruto para medir el desarrollo, sino que se tengan en cuenta la esperanza de vida, los ingresos per capita o el nivel educativo.

Su trabajo pionero sobre la desigualdad aplicó un enfoque de capacidades en el que ya no bastaba solamente la renta sino que se tenían en cuenta las opciones y libertades de los individuos. El análisis de decisiones que aplicara en la teoría de la elección social que armonizaba prioridades colectivas e individuales surgió como consecuencia de su estudio del sánscrito, la filosofía y las matemáticas. Eventualmente estos temas reclamarían la atención cayendo en el centro de un debate tan vigente como acuciante tras la pandemia.

Amartya Sen

Amartya Sen además trasciende su ámbito familiar, la economía, para sumar saberes como la literatura, la filosofía oriental y occidental o la sociología para resolver problemas más humanos que matemáticos. Ese espíritu omnívoro, como de intelectual de otra época, lo ha emparentado en sus reflexiones sobre la justicia con el pensador John Rawls, compañero de claustro en Harvard, o con Albert O. Hirschman, otro maestro en economía y política.

Amartya Sen sostiene que la democracia es la mejor arma para combatir el hambre, pues ningún mandatario dejará que su pueblo pase por eso, o este se lo hará pagar en las siguientes elecciones, reflexión que nació como consecuencia directa de la hambruna bengalí de 1943 que causó la muerte de cerca de 3 millones de personas mientras los ingleses invertían en guerra. Estos eventos le llevaron a plantear la lucha contra el hambre como un asunto multifactorial que no se resuelve solo produciendo más alimentos, sino trabajando en su justa redistribución.

Lejos del retiro

Viviendo junto a su esposa Emma, en su casa de dos plantas en Cambridge, Massachu­setts, Amartya sigue preocupado por el mundo que le rodea, especialmente por el ascenso de un nacionalismo pernicioso. Aunque se considera “un ciudadano de todas partes”, sigue siendo oficialmente indio, pese a que podría haber conseguido la ciudadanía estadounidense hace décadas, ello, por su anhelo de seguir activo en la política india en tiempos en los que la gestión de su primer ministro dista de ideal.

Desde su hogar, Amartya Sen se lamenta por la situación en Afganistán y la ausencia de Ángela Merkel, observa con incredulidad la distopía del Reino Unido pos-Brexit y sigue con interés los intentos de Biden de sacar adelante sus planes billonarios de reactivación económica.

“Soy más escéptico que hace unos meses sobre la recuperación tras la pandemia, aunque aún confío en que unas políticas públicas inteligentes permitirán que sea rápida. Todo lo que propone Biden es razonable, pero requiere más liderazgo convencer al país de su necesidad. Su país sigue interesado en ser el más poderoso del planeta y a China no se le ve como al nuevo imperio. Socavar la importancia de la democracia es una muy mala idea”.

Amartya Sen

Amartya se considera un optimista con respecto a la situación del mundo y sobre el tema de la desigualdad especialmente, valorando los intentos sociales que se mueven para luchar contra ella en una batalla que califica como importante para el género humano. Conoce aquí un poco más sobre cómo la economía puede contribuir con la promoción de nuestra sociedad.

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