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Con la reserva de biosfera declarada en Tribugá-Cupica-Baudó, Colombia aumenta la extensión de sus áreas protegidas.
Un territorio situado en la región biogeográfica del Chocó en el que la UNESCO reconoce la gran variedad de paisajes que confluyen en esta región, como acantilados, estuarios, costas, golfos, ensenadas, bahías y zonas marinas, y ecosistemas, como arrecifes, manglares, bosques tropicales, ricos en biodiversidad.
Con este nombramiento el país cuenta ahora con seis reservas de este tipo —junto a El Tuparro, La Ciénaga Grande de Santa Marta, La Sierra Nevada de Santa Marta, El Cinturón Andino y Seaflower—, las cuales hacen parte de una red mundial que, con las once nuevas designaciones hechas por el programa de la Unesco sobre el Hombre y la Biosfera (MAB), completan 748 reservas en 134 países, incluyendo 23 transfronterizas.
Naciones Unidas explica que las reservas de biosfera son lugares de aprendizaje en desarrollo sostenible, donde se ensayan enfoques interdisciplinarios para comprender y gestionar cambios e interacciones entre sistemas sociales y ecológicos, incluida la prevención de conflictos y la gestión de la biodiversidad. Estos lugares son postulados por los gobiernos para su designación —status reconocido internacionalmente—y permanecen bajo la jurisdicción soberana de los países donde están.
En el caso de Tribugá-Cupica-Baudó, el proceso para convertirse en reserva de biosfera comenzó el año pasado impulsado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, entidad encabezada en ese momento por Carlos Correa, para promover la protección de un lugar que es reconocido como uno de los 35 hotspots a nivel global por albergar, al menos, 1.500 especies de plantas endémicas.
En el 2020, luego de cuatro años en revisión, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) decidió negar la licencia para construir un puerto en el Golfo de Tribugá.
Con seis reservas de biosfera, Colombia se convierte en el séptimo país dentro de Latinoamérica y el Caribe con más lugares reconocidos por la Unesco, empatado con Cuba, y superado por México (41), Argentina (15), Chile (10), Perú (8) —país que este año tuvo también una nueva designación con la Reserva de Biosfera Bicentenario-Ayacucho—, Brasil (7) y Ecuador (7).
Con esta iniciativa de la Unesco, el organismo busca contribuir a que los países alcancen los objetivos adoptados en el contexto del Convenio sobre el Marco Mundial Kunming-Montreal de la Diversidad Biológica, que incluyen la designación del 30 por ciento de la superficie terrestre de la Tierra como zonas protegidas y la restauración del 30 por ciento de los ecosistemas degradados del planeta de aquí a 2030.
Para Manuel Rodríguez Becerra, profesor de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, primer Ministro de Medio Ambiente de Colombia e impulsor de la iniciativa Parques Nacionales Cómo Vamos, este tipo de iniciativas internacionales ayudan a reforzar las obligaciones que tiene un país con la protección de sus recursos naturales.
“La ventaja de esas declaraciones es que el país tiene que rendir cuentas internacionalmente por esas figuras. Eso eventualmente aumenta la protección. No quiere decir que necesariamente se acaben las presiones, por ejemplo, en el caso de los humedales Ramsar, el mayor humedal costero de Latinoamérica, que es la ciénaga grande de Santa Marta, está muy deteriorado”.
explica Rodríguez Becerra.
La Convención Ramsar sobre Humedales de Importancia Internacional fue adoptada en 1971 para promover acciones nacionales y cooperación internacional para la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos.
Colombia es parte desde 1998, y hasta hoy se han propuesto 12 sitios Ramsar y una ampliación para uno de ellos. De estos, 9 están oficialmente designados y corresponden con cerca del 3 por ciento de los humedales del país (760.000 ha), de acuerdo con datos del Instituto Humboldt.
Más áreas protegidas
Con la nueva designación de Tribugá-Cupica-Baudó como reserva de biosfera por la Unesco, se suman 546.605 ha a las más de 24 millones de hectáreas que ya tenían esta categoría en el país. Pero el crecimiento en áreas protegidas en Colombia va más allá del que se ha dado a través de estamentos internacionales.
Así, de acuerdo con cifras del Registro Único Nacional de Áreas Protegidas (Runap), en lo que va del siglo XXI en el país se han multiplicado por cinco el total del terreno que en el país está cobijado por algún mecanismo de protección. La ventaja de esas declaraciones es que el país tiene que rendir cuentas internacionalmente. Eso lleva a aumentar la protección.
Esto es, que mientras en el 2000 había registro de unas 9’988.407 hectáreas protegidas, para 2022 en el Runap se cuentan aproximadamente 49’785,440 hectáreas.
En 2022 se registra un gran incremento con la adición de 17’898.662 hectáreas marítimas que corresponden a una decisión anunciada por el expresidente Iván Duque a finales de su gobierno de que el país tuviera el 30 por ciento de sus áreas marinas protegidas, con 9 nueve millones de hectáreas consideradas como ‘no take’, es decir, sin actividades extractivas.
De acuerdo con datos preliminares de 2023, este año se han añadido unas 172.458 hectáreas terrestres por cuenta de la decisión anunciada desde Minambiente de ampliar el Parque Nacional Natural Sierra Nevada de Santa Marta debido a la necesidad evidenciada por los pueblos indígenas Arhuaco (Iku) y Kogui (Kággaba) de proteger su territorio ancestral, según explicó en marzo la ministra Susana Muhamad.
De acuerdo con información proporcionada por la cartera ambiental a EL TIEMPO, además de este avance, desde el actual Gobierno colombiano también se espera continuar avanzando en la protección de áreas, de cara a lo trazado en el Convenio sobre el Marco Mundial Kunming-Montreal de la Diversidad Biológica.
“Hoy avanzamos en mecanismos de protección de áreas estratégicas de biodiversidad y de conectividad, como las Omec (Otras Medidas Efectivas de Conservación), lo que permite la incorporación de millones de nuevos kilómetros cuadrados de ecosistemas terrestres y marinos en las Metas de Aichi (Japón), eje fundamental de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, adoptado en 2010”.
indican desde Minambiente.
Los Parques Nacionales
Pero quizá entre lo más destacado de la estrategia de áreas protegidas en el país son los Parques Nacionales Naturales (PNN). Bajo este nombre, Colombia tiene en total 60 áreas protegidas que han sido reconocidas y declaradas de importancia nacional para la conservación de la biodiversidad, que suman 22.979.528 hectáreas y representan el 11,10 por ciento de la superficie nacional (marina y terrestre).
“El principal refugio de áreas naturales remanentes en sus contextos municipales y regionales, particularmente en las regiones Caribe, Andina y piedemonte de la vertiente oriental de los Andes. Además, son el principal soporte climático, de diversidad y del conjunto de contribuciones de la naturaleza para el país, incluyendo zonas destinadas a la producción en diferentes sectores e incluso a las áreas transformadas”.
comentan en Parques Nacionales Cómo Vamos.
Para expertos como Becerra- Rodríguez, la estrategia ha probado haber dados buenos resultados. “Si uno compara el territorio transformado en PNN con el que se ha transformado fuera de ellos hay una diferencia muy grande”, señala el exministro, quien añade que, por ejemplo, “hay datos que muestra que la deforestación entre 2000 y 2016 fue 40 por ciento menor dentro de los PNN que en áreas similares no protegidas”.
Sin embargo, reconoce que dentro de estas áreas protegidas esta problemática, aunque es menor, no debería existir, e incluso hay Parques Nacionales donde hoy es una preocupación considerable, como en Los Picachos, La Macarena, Chiribiquete y Tinigua —este último se destaca desafortunadamente porque su integridad misma está en riesgo por la pérdida de cobertura vegetal.
FUENTE: El Tiempo.
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