Una terapia psicológica basada en la autocompasión y la amabilidad personal permite moldear una nueva mirada para enfrentar la vida.
Está demostrado que la autocompasión es una de las mejores terapias que podemos regalarnos. Y es que, cuando somos menos duros con nosotros mismos, se fortalecen las partes del cerebro que hacen que las personas sean más felices, más resistentes y más sintonizadas con los demás.
Los especialistas en salud mental y psicología definen la autocompasión como una forma de ser más comprensivos con nosotros mismos. Es como si nos miráramos desde afuera y nos tratáramos de forma amable, con menos exigencias y más amor.
La autocompasión implica actuar hacia nosotros mismos de la misma manera que trataríamos a los demás, cuando estamos teniendo un momento difícil, cuando fallamos o notamos algo que no nos gusta de nosotros mismos.
Al hacer esto, reducimos las emociones negativas, sanamos los recuerdos dolorosos del pasado y cambiamos las creencias dañinas que tenemos sobre nuestro cuerpo, nuestras capacidades o sobre ciertas acciones que hemos hecho. Incluso si se trata de errores.
Por esto es importante la autocompasión
Aceptémoslo: los seres humanos somos vulnerables. Experimentamos cosas buenas, pero también lidiamos con muchas dificultades. No vamos a poder cambiar la realidad, así que es bueno tener diálogos positivos con nosotros mismos.
Tu diálogo interior describe el tono y la forma en la que te hablas. Un diálogo interior cariñoso, positivo, cercano, respetuoso y amable es aquel que manifiesta una forma de autocompasión alineada con el amor propio y el cuidado.
Cuando una persona siente compasión hacia un sufrimiento ajeno se conmueve por esta realidad. Y puede valorar la posibilidad de hacer algo para apoyar a quien está sufriendo. Este ejemplo, trasladado a uno mismo, nos aleja de relaciones tóxicas con nuestro Yo interior.
¿Y cómo se llega a la autocompasión? Al igual que otros procesos de autoestima, la autocompasión se descubre a partir de la experiencia vivencial de quien escucha el mensaje de sus emociones. Por ejemplo, una persona que suele juzgarse duramente puede aprender a desarrollar un diálogo interior nutritivo que incrementa su nivel de resiliencia.
Por supuesto, no es nada fácil: por lo general, estamos acostumbrados a juzgarnos, tratarnos mal, exigirnos demasiado y pensar siempre en dar lo mejor hacia los demás, pero no a nosotros mismos. La autocompasión es una terapia que se debe trabajar por años, el resto de tu vida.
5 ejercicios de autocompasión
¿Cómo practicar la autocompasión? A continuación mostramos algunos ejercicios de autocompasión para empezar a desarrollarla, o bien, mejorar ese cariño propio que ya tienes.
1. Tómate un tiempo para estar a solas: El primero de los ejercicios de autocompasión es encontrar tiempo para encontrarte contigo mismo. Un tiempo en el que puedas concentrarte en ti. Por ejemplo, en espacios de conexión con la naturaleza. Sin embargo, es recomendable que desconectes de la tecnología para no tapar una posible sensación de vacío por medio de esta distracción externa. Siente la presencia consciente en espacios de soledad vividos desde la calma.
2. La autocompasión se practica mirándote por fuera: Un cambio de perspectiva puede mostrar una nueva mirada ante una situación concreta. Por ejemplo, una persona que tiene dificultades para sentir compasión hacia sí misma por un error pasado puede acercarse a la situación desde otro prisma si imagina que alguien a quien aprecia de verdad está sufriendo por ese hecho.
Todo ser humano, incluso las personas que más admiras, comete errores y equivocaciones. Intenta acompañarte a ti mismo como acompañas a las personas que más quieres cuando atraviesan una dificultad.
3. No confundas la compasión con la dramatización: Una forma de practicar la autocompasión es aceptar lo que ha ocurrido y cómo te sientes, pero sin recrearte una y otra vez en esta imagen. Hacer esto último sólo te llevará a sentirte como una víctima y caerás en una dinámica de drama innecesario.
4. Menos pensamientos y más acción: Para practicar la autocompasión como terapia, no te recrees en aquello que ha ocurrido. Intenta aprender de ello para incrementar tu resiliencia ante nuevas situaciones. Practica la responsabilidad de ser protagonista de tu destino en este proceso de superación.
5. Practica la autocompasión sintiendo esperanza: Por medio de la esperanza, puedes visualizar el mañana desde la perspectiva de las nuevas posibilidades que pueden llegar a tu vida. Observa la vinculación que existe entre el presente y el futuro para empezar a preparar este horizonte por medio de tus acciones en aquellos aspectos que dependen de ti.
FUENTE: Wokii.
IMÁGENES: Pexels.
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