Al menos una vez en la vida hemos padecido a causa del estreñimiento, sin sospechar en sus posibles consecuencias a largo plazo.
El estreñimiento se manifiesta de formas diferentes según la persona que lo aqueja; no obstante se caracteriza por la dificultad para evacuar heces fecales duras o poca frecuencia en defecar (3 veces por semana), lo cual afecta la calidad de vida de la persona. Existen varias causas que lo puedan desencadenar, comúnmente dependerá de los malos hábitos alimenticios, hidratación, medicamentos prescritos y la actividad diaria.
El estreñimiento puede ser causado por un bajo consumo de fibra, mala hidratación o sedentarismo y se puede presentar hasta por 3 meses. Debería resolverse en el lapso de unas semanas con modificar estos factores.
Si el estreñimiento se extiende, puede relacionarse a pequeños sangrados, imperceptibles a la vista, por lo que la sangre entre las heces no es común ni normal. Es necesario que sea buscada mediante estudios específicos.
Más que alarmarse o preocuparse, debe ser motivo para poner atención y acudir con el médico para una evaluación apropiada que considere factores como la edad, hábitos alimenticios (consumo abundante de carnes rojas, carnes procesadas, alimentos ricos en grasa y bajos en fibra, alto consumo de alcohol), peso (si existe sobrepeso u obesidad), enfermedades de base (como diabetes mellitus tipo 2) o el consumo de tabaco.
Estos son factores de riesgo en el estreñimiento y se debe realizar un estudio de laboratorio de las heces fecales, es económico, no invasivo y sencillo y consiste en una “prueba de sangre oculta en heces”, que analiza una reacción química en heces que detecta incluso el mínimo sangrado.
¿Qué pasa si se detecta un sangrado oculto?
El estreñimiento y los micro sangrados en las heces más los factores de riesgo mencionados anteriormente están altamente relacionados con el crecimiento anormal de células como los tumores de colon. Estas tumoraciones pueden crecer y avanzar por el intestino grueso o incluso hacia otros órganos; en etapas tempranas no producen síntomas, por lo que es importante prestar especial atención si se presentan algún síntoma y/o factores de riesgo son detectados para recibir el tratamiento oportunamente.
Una prueba complementaria es una “colonoscopia con toma de biopsia”, dicho estudio, aunque incomodo, es muy importante y más preciso para detectar este tipo de tumoraciones, en él se basará el diagnóstico definitivo y el tipo de tratamiento.
El cáncer colorrectal es un mal que se caracteriza por el crecimiento descontrolado de células en cualquiera de las cuatro porciones del colon o del recto.
El colon conforma la última porción del intestino y tiene cuatro porciones: ascendente, transverso, descendente y sigmoides. Absorbe nutrientes y agua y almacena desechos de los alimentos consumidos. El recto guarda las heces para ser excretadas por el ano.
La mayoría de este tipo de tumoraciones crece lentamente en años, y en el mundo el cáncer colorrectal representa el cuarto cáncer más frecuente. Es responsable de 700 000 muertes al año. A lo largo de los años se ha observado que la media de edad de presentación pasó de los 59 años a los 30 años en la actualidad, principalmente ligado a factores de globalización y facilidad de acceso a comidas procesadas, rápidas y un estilo de vida más ajetreado, con mayor inversión de tiempo en el trabajo y menos en la selección y preparación de alimentos.
Por eso es de suma importancia poner especial atención en los síntomas como la diarrea, el estreñimiento, las heces más delgadas acompañadas de sangre o más oscuras o dolor al defecar. El cambio de los hábitos hacia una vida más saludable es la mejor manera de prevención para muchas enfermedades, incluyendo el estreñimiento y el cáncer colorrectal.
Las recomendaciones son las siguientes:
- Actividad física: realizar con regularidad al menos 30 minutos cualquier deporte.
- Cuidar peso: Evitar el sobrepeso, obesidad y el exceso de grasa alrededor de la cintura.
- Evita el consumo excesivo de alcohol.
- No fumar.
- Cuidar la alimentación: Aumentar el consumo de fibra al consumir más verduras, frutas y granos integrales. Reducir el consumo de carne roja (cordero, cerdo, res, hígado). Disminuir el consumo de alimentos ahumados, fritos o muy cocidos.
- Realizar pruebas de detección con su médico.
Estas pautas son sugeridas de manera imperativa a partir de los 50 años sin factores de riesgo, cuando el médico lo indique o a cualquier edad si se tienen factores hereditarios o enfermedad inflamatoria intestinal.
FUENTE: UAG.
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