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Como sus artes hermanas, el teatro tiene la facultad de expresar la esencia y la sensibilidad más profunda del ser humano. Un vínculo con el lado intangible del ser humano.
El teatro es conocido por todos como la representación de historias en el escenario y su poder reside en su facultad de abstraer los sentidos hacia un deleite artístico y la inmersión de la consciencia en contextos imaginarios. El teatro lleva al artista a estimular su intelecto, cultivar la disciplina y desafiar la creatividad.
El teatro sitúa al actor en un escenario ficticio donde tiene un encuentro con las dimensiones más profundas y ocultas de su ser, esas experiencias dolorosas que añoran sanar, las lecciones que requieren asimilación, los recuerdos que necesitan ser evocados.
Es en estas situaciones que emerge el poder sanador del teatro y lo que es arte, trasciende. Pasa de ser una disciplina para tornarse en una valiosa herramienta para buscar el bienestar y fortalecer la salud mental.

Históricamente, la narración de historias ha acompañado (e impulsado) el desarrollo de la humanidad. Un arte que fue evolucionando y dando origen a nuevas formas que potenciaban el ejercicio de la imaginación y la creatividad.
Cuando el hombre se animó a llevar sus historias de la mera narración a la representación, el arte teatral surgía y empezaría a consolidarse. El teatro, desde entonces arte escénico por excelencia, ha acompañado las edades del hombre, atestiguando la aparición de figuras artísticas, autores, actores y especialistas que han dado forma a su cuerpo teórico y lo han elevado a la categoría de disciplina de estudio y a género literario.
Una nueva visión para el teatro
Sería alrededor de la década de los 60 del siglo pasado cuando especialistas en psicoterapia se aproximarían al teatro desde una vertiente más audaz y experimental, valorando sus beneficios potenciales con fines terapéuticos, donde reside el poder sanador del teatro.
Con la aparición del grupo de Drama Correctivo dirigido por la psicoterapeuta Sue Jennings, surgiría el primer antecedente histórico de teatro terapia. El psiquiatra y docente Jacob Levy Moreno pondría la cereza al pastel al darle el primer uso moderno al proceso dramático y teatral como forma de terapia en su definición del psicodrama.
La práctica de la teatralidad nos dota de herramientas para la expresión dentro de escenarios ficticios en los que podemos liberar emociones, ideas y pensamientos ocultos en lo recóndito de la mente, fomentando una sana catarsis.
El teatro, como herramienta terapéutica, nos permite volver a los conflictos que tienen pendiente su resolución, en un entorno amable, en pos de alcanzar una plena sanidad emocional.
En tiempos en los que la pandemia silenciosa que hemos descuidado de forma negligente es el deterioro de la salud mental, contar con el poder sanador del teatro como alternativa terapéutica es de agradecer.
Dramaterapia y Psicodrama, dos herramientas de las que elegir.
Con el tiempo y el desarrollo de terapias teatrales, se han ido gestando dos vertientes claramente diferenciadas dentro de esta práctica: el psicodrama y la dramaterapia. Desde el teatro, ambas involucran una conexión con los sentidos y emociones y funcionan sumando elementos que fomenten la libre expresión de los participantes.
Se diferencian en que el psicodrama representa experiencias reales vividas por el protagonista con el fin de dar con respuestas adecuadas a conflictos internos y situaciones actuales o previas; mientras que la dramaterapia es más flexible al integrar enfoques educativos, sociales y psicológicos para abordar un tema que reclama la atención en psicoanálisis o poner distancia con una problemática.
Teatro Terapia, ¿Cómo funciona el poder sanador del teatro?
Las técnicas de teatro terapia se realizan en espacios moderados por un profesional de salud mental, sino uno experto en el tema, entonces acompañado por un especialista en artes dramáticas. Los participantes, desde niños, adolescentes, adultos hasta adultos mayores, son reunidos en grupos para participar de sesiones de 2 a 4 horas de duración, en las que se ponen en práctica dinámicas de acción e interacción interpersonal.
“A través de la acción se van poniendo en escena el pasado, el presente o el futuro, lo vivido, lo imaginado o fantaseado, teniendo la posibilidad de vivirlo desde el aquí y el ahora, con todas las emociones y sentimientos que aparecen ante la situación que se está abordando”.
dice la psicóloga Charo Poggi, psicoterapeuta que dirige sesiones de teatro junto al productor teatral Pablo Silva.
Fases de una sesión de terapia teatral
Las sesiones que promueven el poder sanador del teatro se estructuran en fases específicas que vinculan al participante con el espacio dramático, dirigen sus acciones hacia los objetivos terapéuticos específicos y luego efectúan una sana transición a la vida cotidiana.
- La primera fase es el precalentamiento en el que el moderador presenta la herramienta dramática que se utilizará, propone las situaciones a desarrollar basándose en la dinámica del grupo y la sensibilidad de los temas y fija los límites respetando la seguridad de los participantes.
- La segunda fase, el punto nuclear de la sesión, es el desarrollo, en el que mediante dramatización se hacen exploraciones creativas de los temas propuestos.
- La última fase, la conclusión, presenta la resolución final del drama de acuerdo a la elección del grupo. El grupo puede hacer una reflexión final de la experiencia, enfocada en el objetivo grupal, como en el objetivo personal alcanzado.
Beneficios de la teatro terapia
La práctica teatral terapéutica propicia importantes avances en las destrezas sociales, la autopercepción y la creatividad, además de nutrir la autoconfianza y atenuar la timidez.
Los participantes aprenden a mejorar sus habilidades discursivas, entablar conversaciones con soltura, hablar en público, fortalecer su autoestima y superar estados depresivos producto de su autovaloración y el reconocimiento del prójimo.
La experiencia es tanto emocional como cognitiva. El objetivo es que el participante comprenda la implicación y las emociones adjuntas a la experiencia representada y lo lleve a su experiencia existencial presente.
En España, la actriz y directora teatral Carolina Lapausa y la psicóloga Chus Algaba desarrollan el proyecto “Teatro para la vida” que con la filosofía de enseñar “el teatro para enfrentar a la vida” desarrollan un programa que acompaña a los participantes en el proceso de afrontar emociones y miedos.
En Panamá la terapia teatral es empleada en la formación de nuevos terapeutas, sobre todo en el entorno universitario, destacando el Cosmoteatro impartido con la colaboración de la actriz y crítica teatral Betzy Mayorga, quien promueve en el país el poder sanador del teatro.
La práctica teatral puede favorecernos ampliamente, fortaleciendo habilidades sociales y ayudando a superar barreras limitantes.
En medio de la vorágine cotidiana de la vida, con sus conflictos y dificultades, es de celebrar que exista una herramienta que pueda sernos de utilidad para aprender lecciones sobre nosotros mismos y dotarnos de las herramientas más útiles para coexistir en sociedad.