Simple pero muy significativo. Caminar descalzos en la tierra puede mejorar nuestra salud. La tierra es una medicina gratuita y un antidepresivo natural muy efectivo.
La evidencia científica nos enseña que caminar descalzos puede tener efectos extraordinarios en nuestra salud por beneficios que van desde reducir la glucosa en sangre y orina, estabilizar los niveles de hierro, equilibrar frecuencias cardíaca y respiratoria hasta disminuir la inflamación y el dolor. Se ha comprobado también que el contacto de las plantas de los pies con la tierra tiene el efecto de un antidepresivo natural que disminuye la secreción de cortisol, la hormona del estrés.
Esta certeza sobre caminar descalzos era quizás conocida por los pueblos originarios y es hasta ahora que la ciencia, a través de un buen puñado de estudios, lo ha venido comprobando.
El contacto con la tierra tiene el efecto anímico de un antidepresivo natural, contrarresta efectos negativos de los campos electromagnéticos y mejora el ritmo circadiano, el sueño y el vigor.
“Una de las prácticas que aconsejo para disminuir la ansiedad y descargar la rumia mental, es la de caminar descalzos por 10 minutos diarios. Es una práctica muy reparadora, y he visto muchos avances en personas que la siguen”.
comenta la terapeuta energética Claudia Alarcón (@manjardeangeles).
Earthing o grounding, son los dos anglicismos que se utilizan para denominar la práctica de caminar descalzos. Al ser constante nos acerca a los mecanismos a través de los cuales todos estos beneficios muy diversos se hacen posibles. Uno de ellos es del ámbito de los microorganismos, específicamente del Mycobacterium Vaccae, una bacteria ampliamente distribuida en la naturaleza.
El contacto frecuente con esta bacteria al caminar descalzos tiene resultados asombrosos: por ejemplo, un estudio publicado en la revista Annals of Oncology en 2004, comprobó que pacientes con cáncer de pulmón en quimioterapia y recibían un tratamiento con Mycobacterium Vaccae, mejoraron su calidad de vida, su salud global, su funcionamiento cognitivo y físico, su vitalidad e incluso reportaron menos dolor.
También es fascinante el resultado de un estudio que sobre caminar descalzos se realizó en Finlandia y se publicó a fines del año pasado en la revista Environment International, en la que un grupo de investigadoras intervinieron jardines infantiles llevando al patio vegetación de bosque.
“La intervención basada en la naturaleza aumentó las células T reguladoras y las citoquinas antiinflamatorias en la sangre de los niños. Esto sugiere que las intervenciones basadas en la naturaleza pueden conferir beneficios para la salud en parte al promover la función antiinflamatoria e inmunorreguladora y, por lo tanto, prevenir la inflamación inapropiada, que se sabe que es un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos psiquiátricos relacionados con el estrés”.
comenta el profesor Christopher Lowry, investigador de la Universidad de Colorado Boulder.
Una recarga eléctrica en cada paso
La postura de los terapeutas encuentra un respaldo amplio en las investigaciones. Los trabajos de la doctora en Biología española Elisabet Silvestre revelan que el funcionamiento saludable del organismo depende del reequilibrar su carga eléctrica.
“El cuerpo es un conductor natural y necesita tanto el contacto eléctrico con la Tierra como precisa del agua o los nutrientes. Por una parte, necesitamos liberarnos del exceso de cargas positivas que se acumulan al mantenerse el cuerpo aislado de su entorno. Por otra parte, nos regeneramos con la invasión de los electrones libres (con carga eléctrica negativa) del campo de energía de la Tierra alimentado por el Sol y desde el núcleo del planeta”.
comenta Elisabet Silvestre.
“Por un lado [caminar descalzos] tiene un significado muy espiritual, que me parece central. La tierra nos sostiene y en ella habitan las cenizas de todos nuestros ancestros desde el origen de la humanidad. Es algo simbólicamente muy potente. Pero también lo podemos ver desde la ciencia: está comprobado que al tener contacto con la tierra, recalibramos todo el sistema eléctrico de nuestro organismo, y aumentamos nuestra vitalidad energética. El poder curativo de la tierra es asombroso”.
añade Alarcón.
Otro experto en la materia, el cardiólogo estadounidense Stephen T. Sinatra, ha investigado sobre la prevención y recuperación de enfermedades coronarias, asociadas al contacto con la tierra. En su libro Earthing, habla de cómo las suelas de goma o el cemento han interrumpido un circuito que nos recargaba constantemente desde la tierra. La desconexión provoca trastornos psicológicos, dolor, cansancio o insomnio. La solución espera bajo nuestros pies.
FUENTE: La Tercera.