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La contaminación por mercurio puede afectar nuestro organismo a través de la ingesta de alimentos provenientes del mar, entorno en el que el mineral se encuentra naturalmente.
El mercurio es un elemento que está presente de forma natural en el aire, el agua o el suelo, y puede existir en varias formas. No es entonces extraño encontrar existencias de este mineral en diversos lares, incluyendo nuestro propio organismo. Y es que a través de un proceso tan básico como lo es la alimentación, puede surgir un canal para que facilitar la contaminación por mercurio, caso en el que este metal es denominado como metilmercurio (orgánico).
El metilmercurio resulta en un compuesto neurotóxico capaz de, o bien, concentrarse en el organismo por bioacumulación, o bien concentrarse en las cadenas alimentarias.
La contaminación por mercurio en este caso particular es notable debido a que un cierto porcentaje de la población mundial es susceptible a él de una forma u otra y su toxicidad está mejor caracterizada por la investigación médica que la de otros compuestos orgánicos del mercurio. Casos de envenenamiento por mercurio adquieren especial relevancia al tratar con alimentos para bebés.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la contaminación por mercurio puede provocar graves problemas de salud y es peligrosa “para el desarrollo intrauterino y en las primeras etapas de vida“. Asimismo, puede ser potencialmente tóxico “para los sistemas nervioso e inmunitario, el aparato digestivo, la piel y los pulmones riñones y ojos“.
Estamos peligrosamente expuestos a una posible contaminación por mercurio mediante el simple consumo de pescado o alimentos del mar contaminados con este elemento tóxico. Es por esta razón que se recomienda encarecidamente conocer cuáles son las especies que pueden contener una mayor cantidad de metilmercurio y evitar posibles riesgos a la salud.
Concentración de mercurio en pescados y mariscos
Conscientes del latente riesgo de la contaminación por mercurio a través de la alimentación, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la mayor concentración de consumidores organizados de España, ha llevado a cabo un análisis con más de 100 productos frescos, congelados y enlatados para medir las concentraciones de este metal y ha llegado a las siguientes conclusiones:
- La mayoría de los productos tienen bajos niveles de mercurio, entre los que destacan los mejillones y almejas, los cefalópodos como pulpos y calamares, los crustáceos como langostinos y especies de pescado como salmón y lenguado.
- La concentración de este elemento es alta en pescados como el atún rojo, el pez espada y los tiburones tintorera y marrajo.
- El nivel medio de mercurio es menor en los productos de acuicultura que en los de pesca.
De tal manera, los pescados con más cantidad de mercurio son los siguientes:
- Atún rojo.
- Cazón.
- Mielgas.
- Tintorera.
- Tiburón.
- Marrajo.
- Pintarroja.
- Lucio.
No obstante, existen límites máximos permisibles de concentraciones de mercurio en alimentos, ya estipulados por escrito y, en el caso particular de la Unión Europea y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), están vigentes desde 2001 y son aplicables en toda la región. Y es que no hay que olvidar que el pescado es alimento esencial para una dieta equilibrada y sana y su consumo aporta energía, proteínas, ácidos grasos omega-3, minerales y vitaminas fundamentales para el organismo.
FUENTE: 20 Minutos.
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