Si preguntamos a padres y madres ¿qué es lo más valioso que dejan a sus hijos?, sin duda, entre las principales respuestas estará una buena educación. Precisamente ese es el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, la cual aspira a que todas las personas tengan la misma oportunidad de educarse; derecho a una educación de calidad.
Que la población total, no pueda acceder del mismo modo a la educación, es poner una barrera enorme en el futuro de niños y jóvenes. Es limitar sus aspiraciones, sueños… Coartar su deseo de superación y quizás, la más valiosa oportunidad de mejorar su vida y su entorno.
¡No es exagerado! La educación es un derecho humano; así lo enmarca el artículo 26 de la Declaración Universal que detalla en su primera parte: “Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria”.
Sin embargo, la realidad es otra en el mundo y Panamá no escapa de ella. Casi 150 mil personas eran analfabetas en el país hasta el año 2010, según Censo Nacional realizado por la Contraloría General de la República.
El ODS 4, educación de calidad, persigue garantizar una educación inclusiva, equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos; pero va mucho más allá de instalar capacidad en los individuos.
Cuando las personas se educan, aumentan su probabilidad de salir del ciclo de pobreza (ODS 1). Se contribuye a reducir las desigualdades (ODS 10) y lograr la igualdad de género (ODS 5). Una de cada cuatro niñas, en los países en desarrollo, no asiste a la escuela.
Una persona que vive en pobreza y además no puede estudiar, probablemente desconocerá ¿qué? y ¿cómo hacer? para mejorar su estilo de vida y el de su familia. Incluso de encontrar alguna forma de salir de tal círculo. Será difícil mantenerlo, lo cual dificulta que sea sostenible.
Pero, no se trata de las únicas falencias. Por un lado está el grupo que no tiene espacio para ingresar al sistema educativo y por la otra, está el que sí accede; sin embargo, no recibe una educación óptima y con los conocimientos básicos, menos aún acorde a lo que se requiere en la actualidad.
Una formación débil, que no instala capacidades ni desarrolla habilidades, es tan preocupante como el no acceder a la educación; si bien es cierto, le ayudará a avanzar, no será suficiente. En estos tiempos son innumerables los retos a nivel de empleo, tecnología, competencia, los que se enfrentan.
Presupuesto: 2,465 millones (el 77% se va en pago de salario)
Población estudiantil: 900 mil – Sector oficial: 715,668 – Sector particular: 111,915
Cantidad de escuelas: 3,097
Cantidad de docente: 49,350
Las debilidades radican en sistemas educativos obsoletos, que no han sido adaptados con el pasar del tiempo. La pedagogía de los docentes, la falta de infraestructura, no contar con las herramientas tecnológicas, los bajos presupuestos, entro otros aspectos, forman parte de las barreras que deben ser erradicadas.
Solo en Panamá se habla de una brecha digital que está, aproximadamente, entre un 15% y 20%, principalmente en áreas rurales y comarcales, donde además carecen mayormente de los espacios adecuados. Las escuelas están en áreas de difícil acceso. Hay más desnutrición y pobreza.
La ONU se enfoca en algunas acciones a tomar para transformar el escenario:
- Los gobiernos deben poner como prioridad a la educación en las políticas y las prácticas
- Que exista un real compromiso por proporcionar enseñanza primaria gratuita para todos, especialmente para los grupos vulnerables o marginados
- Mayor inversión en infraestructuras y en herramientas tecnológicas
- El sector privado también puede y debe ser parte de estas acciones, invirtiendo recursos en el desarrollo de centros educativos.
En Sumarse, brindamos acompañamiento a nuestras empresas miembro en los programas o proyectos que permiten oportunidades de estudios ya sea a sus colaboradores, proveedores, hijos de colaboradores o al público en general.
Todo aquello que transmita enseñanza y conocimiento nuevo, trabaja directamente con el alcance de una educación de calidad. Transforma vidas y permite a las personas superarse de manera sostenible.
¡La educación de calidad impulsa el pleno desarrollo humano!