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La economía de Suiza parece ser un modelo promisorio, con una tasa de inflación de 3,3%, lo que nos lleva a preguntar qué está haciendo la nación europea y cómo imitarla.
Al igual que otras naciones vecinas de la Eurozona, Suiza sufre a causa del aumento de los precios del petróleo y el gas, los cuellos de botella en las cadenas de producción internacionales y la incertidumbre por la guerra en Ucrania.
Sin embargo, un dato que pasa inadvertido dirige la atención a la economía de Suiza entre todas las naciones de Europa: mientras en la Eurozona la inflación interanual a septiembre es del 10%, aquí es del 3,3%.
La inflación es un fenómeno monetario. Cuando hay diferencias tan sustanciales en la inflación, lo primero que hay que mirar es la emisión monetaria. Entre 2018 y agosto último, los activos del Banco Nacional Suizo, el banco central helvético, aumentaron un 18%, lo que conlleva una emisión media anual del 4,5%.
Al mismo tiempo, el Banco Central Europeo aumentó su balance un 89%, del que surge un ritmo medio de emisión del 18,5% anual. Un ritmo razonable si lo que se quiere es tener una inflación del 12% o 15%, pero no una del 2%.
1- La culpa de la inflación europea es del BCE
La economía de Suiza demuestra tener bajo control la inflación con una política monetaria responsable. La emisión descontrolada del BCE lleva al empobrecimiento porque carcome el poder de compra del euro. Hoy, una misma cantidad de euros sirve para comprar un 15% menos de dólares que en 2018. En cambio, el valor del franco suizo frente al dólar es ahora igual que entonces.
2- La depreciación del euro nos hace empobrece
Entre 2015 y 2019, Suiza tuvo superávit fiscal, por un total acumulado equivalente al 4,4% de su PIB. En cambio, el conjunto de la Eurozona tiene déficit fiscal, al menos, desde 1995. En 2020, en plena pandemia, Suiza tuvo un déficit fiscal de 3,2% del PIB, que rápidamente corrigió en 2021, con un desequilibrio de apenas 0,7%. En la Eurozona, el déficit fiscal fue 7,1% y 5,1%, respectivamente, en 2020 y 2021.
3- Un gobierno responsable no necesita suspender las reglas fiscales
La economía de Suiza no vulnera a sus ciudadanos: el IVA es 7,7%, su tipo máximo de IRPF es 40%, el tipo de Sociedades es del 15% y las cotizaciones sociales (sumando las partes correspondientes al empleado y al empleador) se llevan el 12,8% del salario.
4- El déficit no se debe a impuestos “bajos”
Seguirá habiendo déficit mientras los gobiernos estén sujetos a la demagogia. Pese a la ausencia de “estímulos” monetarios y de “planes de recuperación“, Suiza acumula un crecimiento del PIB del 7% entre 2017 y 2022, prácticamente lo mismo que la media de la Eurozona, que creció 8%.
5- Los “estímulos” keynesianos distorsionan la economía, la hacen más volátil y no impulsan el crecimiento
Como resultado de una buena gestión, la economía de Suiza tiene una tasa de desempleo de 4,3% (prácticamente pleno empleo), mientras que la media de la Eurozona es de 6,6%.
6- La prudencia fiscal y monetaria y los bajos impuestos favorecen a los más humildes
Frente a la evidencia abrumadora, es difícil que los socialistas de todos los partidos reconozcan el daño que provoca el intervencionismo que defienden. Las autoridades tienden a retener el mismo poder que les da un creciente gasto público, el cual, a la larga, resulta empobrecedor. A la cúpula del BCE se la supone más “técnica“. Por eso, como mínimo, las autoridades encargadas de la toma de decisiones deberían disculparse o dimitir.
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FUENTE: Libre Mercado.
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