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La eficiencia y la productividad pueden ser potenciadas al integrar un nuevo elemento en la ecuación: la felicidad en el trabajo.
La felicidad hace una gran diferencia ahí donde se siembra. Incluso las Naciones Unidas lo reconoce, celebrando el Día Internacional de la Felicidad desde 2013, como reconocimiento del importante papel que desempeña la misma en la vida de las personas de todo el mundo. Esta es ocasión propicia para abordar el tema desde su importancia en el entorno laboral, con la colaboración de la pluma invitada de Yvonne Melina, Consultora en Bienestar & Felicidad Organizacional y Facilitadora de Mindfulness.
Es posible que para algunas personas pensar en felicidad en este momento, cuando el mundo se encuentra en conflicto, y donde el miedo y la desesperanza inundan la mente de muchos, pueda parecer algo sin sentido. Ahora, la dificultad aumenta si se habla de felicidad en el trabajo.
Pero por esa misma razón y con el ánimo de ofrecer un espacio de reflexión, a través de este artículo les quiero compartir información de valor que les permita comprender cómo ser felices, generar consciencia de la importancia de implementar la felicidad en el trabajo, ofrecerles un mapa de ruta para sean ustedes quienes hagan la diferencia promoviendo la felicidad en sus familias y entornos laborales.
En 2013 la ONU decretó que cada 20 de marzo se celebre “El Día Internacional de la Felicidad” con la intención de reconocer la importancia de la felicidad en la vida de los seres humanos y de promover en los gobiernos políticas de desarrollo sostenible más inclusivas y equilibradas.
¿Qué es entonces la felicidad? ¿Es posible propiciar la felicidad en el trabajo?
La felicidad es “aquello” que todos buscamos; es esa sensación de plenitud que experimenta cada individuo dependiendo de su personalidad, carácter y objetivos. Un valor que debería buscarse en todas las esferas que ocupamos en nuestra vida. Por eso, no tiene por qué ser extraño hablar también de felicidad en el trabajo.
Sin embargo, a mi parecer el principal reto que tenemos como sociedad es la obsesiva e inconsciente búsqueda de gratificación inmediata a la que nos hemos vuelto adictos y por la cual nada, es suficiente. Creemos que comprar ese último smartphone o conseguir ese trabajo nos harán más felices, y puede que si nos sintamos muy bien al principio, sin embargo, al cabo de unos días esa “felicidad” se esfuma y nos encontramos de nuevo poniendo nuestra atención en alcanzar otro objetivo o en comprar otro artículo.
Este es un mecanismo de nuestra mente llamado “adaptación hedonista” que hace que nos adaptemos rápidamente a circunstancias adversas, pero que también hace que frente a las situaciones que nos producen placer, orgullo y felicidad, cuando se repiten día tras día, dejan de ser gratificantes.
En el momento que buscamos este hedonismo, tendemos a convertirnos en seres insatisfechos e insaciables.
Una manera para contrarrestar la adaptación hedonista, según las últimas investigaciones de la neurociencia, es cultivar el hábito de la gratitud, primero porque nos permite enfocar la mente en el momento presente para reconocer todo lo que tenemos a nuestro alrededor y segundo porque nos permite darle valor a las cosas, situaciones y personas en nuestras vidas.
¿Será que sabemos cómo ser felices?
Aquí surge una cuestión, puede ser que sabemos cómo ser felices. Pues un grupo de científicos liderado por Sonja Lyubomirsky, psicóloga social de la Universidad de California, se hicieron la misma pregunta y luego de analizar diversos estudios realizados sobre la felicidad definieron la siguiente fórmula:
- Felicidad = Genética + Circunstancias + Actividades Voluntarias
Esta fórmula nos habla de tres factores fundamentales a tener en cuenta:
- El primero es la genética, lo cual indica que el 50% de la felicidad que experimenta una persona está relacionado a rasgos genéticos hereditarios, razón por la cual podemos encontrar personas que frente a la misma situación son más optimistas y resilientes que las demás, en palabras más coloquiales personas que ven el vaso medio lleno frente a otras que lo ven medio vacío.
- El segundo factor son las circunstancias externas que experimentamos como lo son el nivel de ingresos, el nivel de estudio, la edad, la raza o el sexo. Usualmente tendemos a pensar que una persona con padres millonarios a diferencia de alguien que nació con menos recursos tiene la felicidad asegurada; lo cual está lejos de la realidad pues las circunstancias en las que se encuentre una persona sean las que sean sólo aportan el 10% de la felicidad.
- Finalmente el tercer factor aporta el 40% restante y consiste en realizar actividades voluntarias que nos generen bienestar, lo que nos permite concluir que la felicidad es una elección personal y que todos podemos realizar actividades que evocan emociones positivas para así mejorar nuestro bienestar físico, mental y emocional.
En lo concerniente a la felicidad en el trabajo pues, puede te imagines andando por la oficina con una sonrisa de oreja a oreja aunque, en realidad, es mucho más que eso. En promedio pasaremos alrededor de 80.000 horas de nuestra vida trabajando, razón más que suficiente para procurar ser felices y disfrutar de lo que hacemos. Además está comprobado que cuando las personas están felices en el trabajo son más productivas, flexibles, amables y creativas lo que trae consigo beneficios a nivel organizacional como:
- Mayor compromiso.
- Mayor innovación.
- Mayor retención.
- Más bienestar y salud mental.
- Clientes más satisfechos.
- Mayores ganancias.
Adicionalmente, las nuevas generaciones buscan culturas organizacionales donde la flexibilidad y el bienestar sean una prioridad. Lo cual se evidencia con la apertura e interés de transformar sus culturas de más organizaciones en Latinoamérica y el mundo.
Implementando felicidad en el trabajo
Y cómo añadir al clima laboral el ingrediente clave que hace la felicidad en el trabajo. Para ayudarles a aterrizar la felicidad en el trabajo a la realidad de sus organizaciones a continuación les comparto un mapa de ruta sobre los cuatro pilares de la felicidad en el trabajo basado en las investigaciones realizadas por la Universidad de Berkeley.
Primer pilar: Propósito
Este nos habla de la importancia de realizar un trabajo con sentido, donde sintamos que estamos aportando positivamente a la empresa donde trabajamos pero también a la sociedad en la que vivimos. Cuando se trabaja con propósito el dinero pasa de ser la mayor motivación a ser una consecuencia.
Por eso es importante que el personal esté debidamente alineado con la cultura organizacional.
Para asegurar la felicidad en el trabajo, es de vital importancia que las personas se sientan realmente identificadas con la misión y los valores de la empresa para la que trabajan. Así que la recomendación es que de manera regular se comunique el propósito y se realicen actividades para vivenciar los valores en la cultura organizacional.
Segundo pilar: Compromiso
Este se vive cuando los colaboradores tienen las herramientas para hacer su trabajo, cuando experimentan emociones positivas y se divierten, cuando tienen autonomía frente a las decisiones que toman y a su tiempo. Para implementar este pilar es vital tener líderes coach; empáticos y cercanos, que confían en su equipo, que los escuchan y valoran sus ideas y soluciones.
Tercer pilar: Resiliencia
Esto tiene una relación directa a la capacidad de afrontar con gracia los retos laborales, de mantener un equilibrio entre vida personal y laboral y de ser auténtico en el trabajo.
En este caso es recomendable establecer políticas frente a los horarios de trabajo y fomentar hábitos que protejan la salud mental de los colaboradores para evitar el burnout.
También incorporar prácticas como el mindfulness para la gestión del estrés y las emociones, y promover actividades que faciliten la desconexión del trabajo como almuerzos en grupo, caminatas ecológicas, cursos creativos y participación en voluntariados.
Cuarto pilar: Amabilidad
Ser amables en el trabajo significa tratar a los demás con dignidad y respeto a pesar de las diferencias. Por esto es importante evaluar la cultura de tu empresa, analiza el trato de tus líderes, fomenta la gratitud y el cuidado mutuo entre los colaboradores. Y si lo puedes hacer, capacita a tu equipo en el desarrollo de la empatía que aunque parezca muy fácil, requiere de muchos elementos para cultivarla y practicarla.
Finalmente querido lector si has llegado hasta aquí significa que realmente tienes un deseo genuino de servir y cuidar de los demás; y eso es lo más importante. Así que manos a la obra, ya tienes nuevos conceptos y herramientas para hacer la diferencia en el mundo y potenciar la felicidad de las personas en tu organización.
La felicidad es una meta humana fundamental. Juntos, podemos alcanzarla.
FUENTE: Sumarse.
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