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La demanda mundial de litio representa un riesgo para América Latina y los ecosistemas donde se encuentra el mineral.
En América Latina están las mayores reservas de litio del mundo. Se trata de un mineral estratégico para que los países puedan realizar la transición energética a la que se comprometieron e intentar mitigar el calentamiento global. La explotación del litio, sin embargo, ha desatado una carrera global por asegurar su abastecimiento y los países que tienen reservas intentan responder a esta demanda sacando el mejor provecho posible.
Hasta ahora, el proceso para obtener litio implica la evaporación de millones de litros de agua poniendo en riesgo a estos ecosistemas y aunque las expectativas están puestas sobre las tecnologías de extracción directa, aún no hay pruebas contundentes de que reduzcan efectivamente los daños ambientales.
El Caso de Chile
En Chile, el litio se está convirtiendo en la gran estrella de la minería. Así lo demuestran las finanzas públicas que cerraron en el año 2022 con un superávit efectivo de 1,1 % del PIB, su mayor rendimiento desde 2011.
Y es que por ser el país con la mayor proporción de reservas mundiales de litio, Chile es el principal escenario de la demanda. Los protagonistas de esta buena noticia son el impuesto de primera categoría y el buen precio del litio.
Atacama
Con casi 3000 kilómetros cuadrados, el Salar de Atacama es el segundo salar más grande del mundo después del de Uyuni, en Bolivia; se encuentran allí más de la mitad de las reservas mundiales de litio, el mejor componente para acumular energía con un enorme potencial para la industria automotriz, tecnológica y de almacenamiento de sistemas eléctricos.
Las reservas pertenecen al Estado de Chile y son explotadas principalmente por la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) una empresa privada que mantiene vigente un proceso sancionatorio por seis infracciones medioambientales. En enero de este año, SQM renovó su contrato hasta el año 2032 pudiendo quintuplicar su producción de litio, implicando mejoras en el procesamiento del elemento.
La continuidad de SQM en el Salar de Atacama preocupa a la comunidad científica y civil que, desde hace años, viene observando un avance en el deterioro de los ecosistemas de la cuenca del salar. Los habitantes de las comunidades indígenas de Atacama llevan años viendo secarse los algarrobos, los bofedales donde pastorean sus animales y también las lagunas.
El Salar de Tara
El Salar de Tara —ubicado al interior de la Reserva Nacional Los Flamencos y catalogado como sitio Ramsar, un humedal de importancia internacional— es una de las áreas que está en la mira de la industria minera dado su abundante nicho. A raíz de esto, el presidente Gabriel Boric aprobó una política nacional, la Estrategia Nacional del Litio, que busca colocar al país como líder mundial en la producción de litio, hecho que desató diversas mareas.
Como respuesta, diferentes compañías mineras manifestaron un fuerte interés en una profunda explotación, mientras que las comunidades, especialmente la etnia indígena lickanantay de la localidad de Toconao, que históricamente ha ocupado el territorio, recibió con molestia y desconcierto la noticia.
Las extractoras afirman ser responsables con el ambiente promoviendo una Tecnología de Extracción Directa con reinyección de salmuera, un método menos traumático para el entorno.
Igualmente, se han comprometido con tener tanto los permisos ambientales que exige la ley, como el consentimiento de las comunidades, en caso de llevarse a cabo una exploración de salar.
El Salar de Maricunga
El salar de Maricunga es la segunda reserva más grande de litio en el país después del salar de Atacama. Ubicado a 3,760 metros sobre el nivel del mar, tiene una superficie de 146 kilómetros cuadrados y su ancho, de diez kilómetros en el lado norte, se estrecha abruptamente hacia el sur donde se une a la laguna Santa Rosa, considerada sitio Ramsar de importancia internacional.
Maricunga es parte del territorio ancestral y brinda un hogar a comunidades indígenas Collas como Pai Ote, una comunidad reconocida por su práctica de la trashumancia, un tipo de pastoreo de movimiento continuo.
El salar de Maricunga está en la mira de tres compañías: la empresa Minera Salar Blanco (MSB) que busca explotar litio con su Proyecto Blanco; Simco SpA (del Grupo Errázuriz, unos de los principales grupos empresariales del país) que busca implementar el proyecto de explotación Producción Sales de Maricunga; y la estatal Codelco, con su proyecto exploración Salar de Maricunga. No es posible asegurar que los proyectos de litio no impactarán al salar, puesto que no existe aún el conocimiento acabado de cómo funcionan estos ecosistemas.
Bolivia: la necesidad de transparencia
A fines de abril pasado, el CEO de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), Carlos Ramos, presentó en los planes del gobierno para las reservas de litio del país, entre ellos la conclusión de la planta industrial en el salar de Uyuni, la construcción de otra en Coipasa, así como el inicio en la exploración en el salar de Pastos Grandes. Ya en enero, se había firmado un convenio con un consorcio chino que promueve la tecnología de extracción directa de itio.
Estas acciones despiertan más dudas que certezas sobre el futuro de la explotación.
Desde 2008, durante el gobierno de Evo Morales, la producción de litio en Bolivia es industria nacional; desde entonces se desarrolla la extracción por evaporación, proceso nada sostenible que pretende ser reemplazado por la tecnología de Extracción Directa de Litio (EDL). Esta decisión suscitó incertidumbre, pues difícilmente el método podría generar el volumen que Bolivia se propone y, además, genera preocupación el residuo químico.
“Las 15,000 toneladas de carbonato de litio al año que esper explotr el gobierno boliviano, generarán por lo menos 100,000 toneladas de residuos por año. Eso debe ir a algún lugar. Seguramente antes de que empiece a funcionar la planta industrial van a construir los depósitos, pero aún no han comunicado qué se hará con esos residuos”.
comenta Héctor Córdova, especialista en minería de la Fundación Jubileo.
México y Perú
A excepción de México y Perú, las reservas de litio se encuentran en salares donde la biodiversidad es tan frágil como única y el eventual aumento de las explotaciones de litio preocupa a comunidades, científicos y conservacionistas. Chile, Argentina y Bolivia tienen sus salares, Perú y México lo tienen en su corteza rocosa.
En México, el litio no se está expropiando actualmente, no obstante, su gobierno anunció una nacionalización del mineral, con un decreto que dictamina sobre futuras explotaciones. El proyecto más importante es el de litio en arcilla que requiere técnicas de extracción elaboradas. Esto es importante porque los impactos ambientales varían según las diferentes formas en las que esté el yacimiento y los desafíos tecnológicos que esto trae.
En Perú, hay un yacimiento de litio en roca asociado con uranio, un desafío adicional por el material radiactivo.
El gobierno peruano está considerando declarar el litio (como un recurso) de interés nacional y aunque hay una expectativa de que va a haber un gran proyecto, realmente no se sabe. Además, la legislación para extraer litio asociado con uranio no está, hay que desarrollarla y ya se sabe que los antecedentes del país no son muy positivos en materia de cuidado ambiental en operaciones riesgosas.
Así está el panorama en materia de extracción de litio, No puede concluirse aún si está América Latina preparada para aprovechar la oportunidad económica de explotar el mineral y cuidar al mismo tiempo de los ecosistemas que albergan esas reservas.
“Lo que ha habido en América Latina en los últimos años son crisis políticas, conflictos alrededor de proyectos extractivos, esto último sobre todo con mayor visibilidad en el caso de Perú. Yo no diría que América Latina está hoy mejor preparada que hace algunos años”.
concluye Juan Luis Dammert, director para América Latina de Natural Resource Governance Institute.
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