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Grandes avances nacen de la cooperación creativa frente a la competencia y depredación, afirma Jordi Bascompte

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El biólogo Jordi Bascompte hace un recuento del punto neural de su investigación en ecología.

El galardonado biólogo Jordi Bascompte, defiende que, “No hay ‘mano’ detrás de la vida; es casi inevitable cuando se dan las condiciones adecuadas” primando la cooperación creativa en su postulada teoría de redes.

Por sus estudios sobre la arquitectura de la biodiversidad, el biólogo catalán Jordi Bascompte recibe el más importante galardón de ecología, el Premio Ramón Margalef, una conmemoración al que fuera en vida, también, un ecólogo de renombre y su más significativo maestro, el que sembraría en él la importancia de observar la naturaleza desde una perspectiva general basada en la física.

Fueron las enseñanzas de Margalef las que dieron a Jordi Bascompte la perspectiva desde la cual formularía la teoría de redes que conforma la arquitectura de la biodiversidad y las interacciones entre especies que generan relaciones mutualistas fundamentales para la vida, para la coexistencia de las especies y en los procesos de las comunidades. Hasta la formulación de Bascompte, estos conceptos estarían ausentes en la teoría de comunidades ecológicas, centrada en la competencia y la depredación.

Jordi Bascompte reflexiona sobre la huella que Margalef como maestro dejó en él y en sus propios estudios, herederos de los temas recurrentes que exploraba en sus enseñanzas de forma obsesiva, uno de los cuales sería el germen de su estudio: la cooperación creativa.

Jordi Bascompte
Jordi Bascompte recibe el premio Ramón Margalef por sus estudios de biodiversidad

Margalef consideraba el hecho de que hay muchas más especies en la naturaleza de las necesarias si se observa desde el punto de vista de funcionalidad. La naturaleza posee una diversidad, en cierto modo, gratuita por ser innecesaria. Así, por ejemplo, con las plantas, bastaría una de herbívoro y una de descomponedor para que se diera el ciclo de los nutrientes en un ecosistema. No obstante, la naturaleza acumula reliquias, estructuras que permanecen aun cuando son innecesarias.

Interacciones mutualistas

La relación mutua entre plantas y polinizadores motiva la formación de redes complejas de interdependencias que Jordi Bascompte llama “la red de la vida”. Bascompte aborda estas interacciones de beneficio mutuo en la ecología de comunidades, que previamente se centraba en la competencia entre especies y la depredación como los grandes pilares.

Las redes mutualistas son entendidas como parte de una arquitectura de la biodiversidad porque juegan un papel muy importante para la coexistencia de las especies y la robustez de las comunidades ecológicas. Estudiar la estructura de las redes permite conocer su nivel de robustez. Así, por ejemplo, se podrían predecir los efectos de la extinción de una especie.

Jordi Bascompte
Las redes mutualistas son eje en la investigación de Jordi Bascompte

Bascompte observa los hitos evolutivos y reconoce en ellos una suerte de relación de mutualismo. Por ejemplo, la aparición de la célula eucariota a partir de células más sencillas, la comunidad de los insectos sociales colonizadores. Estos grandes avances, surgen de una cooperación que no se limita solo a la ecología. Por ejemplo, la aproximación sistémica al riesgo es relevante para los sistemas financieros. Una crisis económica depende de las relaciones entre entidades financieras. En la cooperación y la interdependencia de los sistemas está la clave de muchos principios naturales.

El fenómeno de la vida

Bascompte considera al fenómeno de la vida como un ejemplo del proceso de autoorganización, de formación espontánea de orden, presente en sistemas físicos alejados del equilibrio termodinámico. La vida es casi inevitable cuando se dan las condiciones de entorno adecuadas. Así, tanto como es posible la vida en la Tierra, puede serlo también en otros planetas con las condiciones adecuadas. La cuestión es, afirma, si sería igual a la vida como la conocemos en este planeta.

El biólogo considera que no hay una discontinuidad entre la vida y la física, por el contrario, la vida es un ejemplo más de un proceso de autoorganización robusto en el que intervienen procesos físicos y químicos. Con la química aportando los ladrillos básicos de construcción y las leyes de la física aportando la emergencia espontánea del orden. La diversidad no es algo costoso, sino que se genera espontáneamente dadas las leyes básicas de la termodinámica responsables de gestar un orden a partir de fluctuaciones en el sistema.

Bascompte no se aventura a hacer predicciones sobre una potencial extinción humana pues la considera no como un asunto únicamente ecológico, sino también un fenómeno multifactorial. Aunque sí afirma que este proceso tiene puntos de no retorno de los que deberíamos rehuir en nombre de la supervivencia. Para hacerlo es importante entender la naturaleza del cambio y con eso construir sistemas más resilientes. Es en el entendimiento que, como especies, podemos tomar decisiones mejores.

Jordi Bascompte
Bascompte postula que la vida es resultado de la interacción de leyes físicas y químicas

Jordi Bascompte está desencantado del sistema científico español al que considera totalmente inoperativo para desarrollar ciencia competitiva. Bascompte cita entre las deficiencias del sistema, por ejemplo, que su presidencia sea un cargo político de confianza o que el nivel de burocracia sea grande. Por esta y otras razones, Bascompte actualmente funge como catedrático de Ecología de la Universidad de Zúrich en Suiza desde donde desarrolla sus investigaciones. Conoce más sobre otros personajes destacados aquí.

FUENTE: El País.

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