El impacto de la imaginación en tu salud

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La meditación, la relajación o la imaginación guiada son formas de entrar en la conversación interna del organismo.

Empezamos a trabajar con Rosa con ejercicios de imaginación guiada para activar su sistema inmune en contra de sus tumores.

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“La meditación, la relajación o la imaginación guiada son formas de entrar en la conversación interna del organismo, interviniendo conscientemente en sus interacciones bioquímicas”. Esta frase fue expresada por la neurocientífica Candace Pert (1998) investigadora del Instituto Nacional de Salud en los Estados Unidos, candidata a Premio Nobel de Medicina, cuando apenas tenía 26 años de edad. Esta frase la leí cuando iba en un vuelo de Londres a Madrid,  donde acababa de estar y había comprado el libro de Candace Pert: “Moléculas de las emociones”. Tanto me impacto esa frase que hubiera deseado compartir esa información con los pasajeros que me acompañaban.

Inmediatamente conecté con una experiencia con una paciente con un cáncer mal llamado terminal, que vamos a llamar Rosa. Rosa había batallado heroicamente con un cáncer de páncreas durante varios años, pero para ese momento tenía varias metástasis a nivel de abdomen, hígado y recientemente una nueva en pulmón. Según su médico le quedaban dos meses de vida. Empezamos a trabajar con Rosa con ejercicios de imaginación guiada para activar su sistema inmune en contra de sus tumores y haciendo mediciones periódicas de sus células naturales asesinas cuyo número normal es entre 5 y 7% en sangre.

Esta definición está resaltando la capacidad que tenemos de entrar en la conversación interna del organismo e intervenir conscientemente en sus interacciones, poniéndolas a trabajar a nuestro favor. Esto reafirma el gran poder que tenemos sobre nuestra salud y la posibilidad de curarnos ante cualquier enfermedad.

Hoy en día está ampliamente demostrado que nuestro cuerpo no discrimina entre imágenes sensoriales en la mente y lo que llamamos realidad. Todos sabemos de momentos imaginativos que tienen su repercusión inmediata en el cuerpo. El miedo, aún el provocado sólo por nuestra imaginación, puede inmediatamente accionar alteraciones gástricas, respiratorias y cardiovasculares. También conocemos el fuerte poder que ejerce la imaginación sobre las actividades sexuales. Asimismo, el escuchar simplemente una música o percibir un olor puede activar sensaciones de alegría o tristeza. Además de estas experiencias, hoy existen evidencias científicas irrebatibles que confirman que cuando imaginamos se produce una verdadera actividad cerebral, que redunda en cambios fisiológicos y bioquímicos en el organismo. 

El poder de la imaginación es real

En un conjunto de experimentos realizados por  Rizzolati y colaboradores (1996), se le pidió a un grupo de voluntarios que observaran un objeto y se evaluó su actividad cerebral mediante una Tomografía de Emisión de Positrones (TEP).

El estudio evidenció que se estimulaban los lóbulos frontal, parietal y el occipital donde están los órganos de la visión. Luego, se le pidió a ese mismo grupo de personas que imaginaran ese mismo objeto, y se realizó de nuevo la evaluación con el TEP. Los resultados demostraron que en ambos casos se activaron los lóbulos frontal y parietal. Esto nos lleva a una pregunta semántica: ¿qué es entonces la realidad, lo que evidenciamos con nuestro sentidos o lo que imaginamos? 

Se repitió el experimento, pero en vez de utilizar la visión, se le pidió a las personas que escucharan una palabra, activándose de nuevo las mismas zonas cerebrales, tanto al oír la palabra, que al imaginarla. Estas investigaciones demuestran sin lugar a duda que cuando imaginamos, hay cambios de actividad en el cerebro, lo que se traduce en producción de neurotransmisores que ejercen un efecto en la bioquímica o fisiología de las células que participan en el proceso que la persona está imaginando y que esos cambios de actividad se corresponden a los que ocurren cuando las personas usaban los sentidos.  

Budistas Tibetanos en Meditación y Monjas Franciscanas en Oración Profunda.

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Lóbulos pre-frontales están más activados que lo normal, consistente con una atención altamente enfocada. Menos actividad en ambos  lóbulos parietales.  El izquierdo crea el sentido de donde empieza y termina nuestro cuerpo. Actividad disminuida en esta zona correlaciona con la percepción de estar interconectados infinitamente con todas las cosas y los seres. 

El lóbulo parietal derecho crea nuestro sentido del espacio físico que nos rodea, disminución de la actividad correlaciona con la experiencia de un espacio infinito. Te invitamos a apropiarte de esta sencilla técnica que va a incidir positivamente en tu bienestar general y en tu salud.

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