La Comisión Europea quiere acabar de una vez por todas con la incompatibilidad de cargadores para dispositivos electrónicos. Hace unos años, la oferta existente ya se redujo de 30 a tan solo 3, pero marcas como Apple se resistieron a unirse a la propuesta voluntaria. Ahora Bruselas quiere unificar la tecnología y presenta una directiva para convertir el USB-C en el puerto estándar. Además, propone separar la venta de cargadores de la de los dispositivos.
De la extensa oferta de cargadores pasaron a tan solo tres. Pero ahora la Comisión Europea quiere seguir avanzando para unificar todos los cargadores del mercado. Para ello ha presentado una directiva para proponer el USB-C como el estándar para todos los teléfonos inteligentes, tabletas, cámaras, auriculares, parlantes portátiles y consolas de videojuegos portátiles.
(ASSOCIATED PRESS)
“Los consumidores se han sentido frustrados el tiempo suficiente por la acumulación de cargadores incompatibles en sus cajones. Nosotros hemos dado a la industria mucho tiempo para proponer sus propias soluciones, ahora es el momento adecuado para un cargador común. Esta es una victoria importante para nuestros consumidores y el medio ambiente y en línea con nuestras ambiciones ecológicas y digitales”
Margrethe Vestager, vicepresidenta para una Europa adaptada a la época digital
La Comisión quiere que los consumidores puedan decidir si quieren adquirir o no un nuevo cargador cada vez que se compren un nuevo dispositivo, para evitar acumular 11.000 toneladas al año de residuos electrónicos.
Además, la Comisión propone separar la venta de cargadores de la venta de dispositivos electrónicos. Esta voluntad busca mejorar la conveniencia de los consumidores y reducir la huella ambiental asociada con la producción y eliminación de cargadores, apoyando así las transiciones verde y digital.
Un cargador único para todos los celulares, sean de la marca que sea.
La propuesta tendrán que aprobarla ahora tanto el Parlamento Europeo como el Consejo de la UE -la institución que representa a los países- y si dan el visto bueno, habrá un periodo de transición de dos años para que tanto los consumidores como la industria puedan adaptarse a los nuevos requisitos.
Fuente: aquieuropa
