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En el marco de la COP26, la Comunidad forestal de Kilfinan resalta su rol como guardián de los bosques habiendo logrado la repoblación de bosque en Escocia.
La comunidad forestal Kilfinan hace méritos para lograr del Gobierno británico el derecho a custodiar y administrar las tierras boscosas de Argyll que ocupan y trabajan para ser guardianes de bosque en Escocia y, legalmente, los futuros pueblos nativos de la región. Desde su ubicación en la península de Cowal al este de Glasgow, donde se celebra la COP26, la comunidad Kilfinan lleva 11 años trabajando en la adquisición del derecho a ser los futuros pueblos nativos y guardianes del bosque en Escocia.
El bosque de Argyll, la localidad que está siendo repoblada por la comunidad, había sido deforestada para uso comercial a gran escala con la plantación de siktas, un árbol originario de Canadá. En este enclave natural, la comunidad Kilfinan de 200 miembros, se preocupa de la deforestación y la despoblación de la zona tanto como de los efectos del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad que se empiezan a evidenciar en la región.
Con motivo de la celebración de la COP26, una delegación de más de una veintena de indígenas de los bosques tropicales de Mesoamérica, Amazonas, el Congo e Indonesia aprovecharon la oportunidad para hacer una visita a la comunidad forestal de Kilfinan para hacer un intercambio de experiencias e ideas.
Mary Lou Anderson, coordinadora comunitaria de la Comunidad de Kilfinan, dio la bienvenida a los invitados el pasado 4 de noviembre, interesados en reivindicar en Glasgow su papel central como guardianes de la naturaleza y biodiversidad en la conferencia.

Garantes de la biodiversidad
La comunidad Kilfinan aspira a convertirse en el pueblo ancestral del futuro, garantes de la biodiversidad y guardianes del lazo que conecta a las personas con la tierra en su empresa de restauración del bosque en Escocia. Así lo manifestaron en la sesión, celebrada a 157 kilómetros de los pasillos de la sede de la cumbre del clima, donde se abrió compás para que todos intercambiaran sus experiencias e impresiones, puesto que todos estos pueblos nativos están involucrados en esfuerzos similares en sus países de origen para proteger y restaurar su floresta.
“En nuestras comunidades el sentimiento de conexión con la naturaleza es ancestral. Físicamente nuestros bosques tropicales son muy distintos a estos de Escocia, pero su función sigue siendo la misma, que es la de dar seguridad a la comunidad y ser un medio de vida para el ser humano”
reflexiona Levi Sucre, del pueblo bribri de Costa Rica y coordinador de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB).
En la reunión, la comunidad Kilfinan manifestó que, en su concepción, la mejor forma de mantener un bosque vivo es que la gente viva en él, opinión que compartían los representantes de los pueblos nativos visitantes.
Así mismo explicaron que su objetivo es replantar este bosque en Escocia con avellanos, sauces y robles y convertir esta acción en una tradición generacional. Por ahora, tienen 561 hectáreas con viviendas asequibles rentadas a bajo precio a familias jóvenes con el mismo compromiso.
Buena parte de la población local escocesa ve la labor de la comunidad Kilfinan como beneficiosa, no obstante algunas excepciones muestran escepticismo y reticencia a un cambio climático en el que siguen sin creer. Mark Bamford, otro de los voluntarios de la comunidad, ha confirmado en su nombre el compromiso hecho con la reforestación del bosque en Escocia así como la propagación de esta intención que perpetúan en las clases en la escuela de la zona.
En el evento, las delegaciones se unieron para la plantación ceremonial de un roble, entre cánticos y rezos, por la prosperidad de todos los miembros indígenas de la delegación de la Alianza Global de Comunidades Territoriales (GATC) presente.
Un arca y un símbolo
El proyecto de la comunidad Kilfinan se alza como una bandera que brinda esperanza y fuerza para la lucha por la sanación de nuestra tierra.
Mina Setra, activista representante de la delegación enviada por la Alianza de los Pueblos Indígenas del Archipiélago en Indonesia (AMAN), alaba dicha esperanza con ahinco, considerando que su propio colectivo sufre constantemente amenazas por defender su territorio de la extracción del petróleo y de la producción de aceite de palma.
La comunidad Kilfinan también ha erigido una enorme arca de madera, construcción original de David Blair, como un símbolo que preside una colina en Argyll. En sus inmediaciones los miembros de las tribus indígenas se congregaron caída la tarde para abrir un debate sobre los problemas a los que se enfrentan cada día y sus posibles soluciones.
Son los pueblos nativos los que dan al bosque el valor que tiene como hogar y no como un almacén del cual ultrajar materia prima. Si los pueblos nativos consiguen hacer que la sociedad en general comparta este concepto y abracen un futuro más inclusivo, entonces habrán cumplido su parte. En la lucha contra el cambio climático, es menester cambiar de conceptos, y dirigir el rumbo del arca hacia un futuro en el que el planeta sea salvo.
FUENTE: El País.
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