Urge que países de América Latina y el Caribe transiten hacia las finanzas sostenibles para hacer frente a la emergencia climática.
Pese a los claros impactos de la emergencia climática en América Latina y el Caribe, los países más emisores de gases de efecto invernadero en la región, presentan bajos niveles de finanzas sostenibles.
De acuerdo con el Índice de Finanzas Sostenibles (IFS) del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC), presentado en la 3ª edición de la Semana de Financiamiento Climático y Sostenible, ninguno de los 20 países más emisores tienen niveles muy altos de finanzas sostenibles.

El índice de finanzas sostenibles es una herramienta que, con base en cuatro variables, mide qué tan sostenibles son las finanzas públicas de los países. Esto es, mide:
- Los ingresos provenientes de fuentes internacionales que tiene como objetivo atender el cambio climático.
- Los egresos asignados vía presupuesto público, a la atención explícita del cambio climático.
- Los ingresos de fuentes tributarias y no tributarias asociadas a actividades intensivas en carbono causantes del cambio climático.
- Los egresos presupuestarios asignados a actividades intensivas en carbono.
Esto para saber qué tanto las finanzas se han desacoplado de las actividades intensivas en carbono y transitado hacia unas más sostenibles. Cada variable vale un punto, las variables positivas se suman y las negativas se restan. Un país con finanzas sostenibles muy altas tendrían que tener 4 puntos.
De acuerdo con los resultados de la tercera edición del índice de finanzas sostenibles 2022, con datos a 2021, El Salvador es el país mejor situado con una puntuación de 2.7 de 4 puntos, debido a que cuenta con altos niveles de ingresos sostenibles y bajos ingresos y egresos en actividades intensivas en carbono. Mientras que México, Trinidad y Tobago y Uruguay aparecen en los últimos 3 lugares del ranking con finanzas sostenibles muy bajas.
Durante los 3 años de análisis, 6 países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, El Salvador) demostraron mejoras en finanzas sostenibles. Por ejemplo, Argentina pasó de una puntuación de 1.3 en la primera edición a una puntuación de 2.2 en la tercera edición del Índice.
Mientras que 12 países, entre los que figura Panamá, han empeorado su posición en el índice. Por ejemplo, Costa Rica pasó de una puntuación de 3.1 en la primera edición a una puntuación de 1.7 en la tercera edición.
El análisis por variable muestra que respecto a las finanzas sostenibles, Cuba es el más alto en términos de ingresos. Esto porque del total de sus ingresos provenientes de financiamiento para el desarrollo en 2020, 42.30% está asociado con la atención del cambio climático, seguido de Costa Rica con 40.21%. Esto no quiere decir que son los que más financiamiento internacional reciben, sino que del total de lo que reciben, casi la mitad está asociado a la atención del cambio climático.
De igual forma, Cuba aparece con el puntaje más alto en la variable de presupuestos sostenibles. Esto debido a que, del total de presupuesto establecido en 2021, Cuba asignó 5.51% a actividades asociadas a la atención del cambio climático. Principalmente actividades etiquetadas como cambio climático en el sector ambiental, actividades asociadas a la transición energética (eficiencia energética y energía renovable) en el sector energético, y la atención de los denominados desastres naturales.
Mientras que el resto de los países asignaron menos de 1.0% del total de su presupuesto en 2021. Mostrando que en cuanto a asignación presupuestal, la atención del cambio climático no es prioritaria en la mayoría de los países, al menos no de manera explícita
Por su parte, en la variable de ingresos intensivos en carbono, Ecuador es el que aparece con el mayor puntaje, y es que, del total de sus ingresos, 35.42% vinieron de actividades intensivas en carbono en 2021. Le siguen México con 24.23% y Trinidad y Tobago con 21.08%, con los ingresos más intensivos en carbono, mostrando que sus finanzas aún siguen dependiendo fuertemente de actividades que causan el cambio climático, por lo que no se categorizan como finanzas sostenibles.
Finalmente, en la variable de presupuestos intensivos en carbono Bolivia y México son los países con mayores asignaciones presupuestales intensivas en carbono, debido a que, del total del presupuesto de Bolivia en 2021, 19.23% se destinó a actividades como la producción de petróleo, y 15.81% en el caso de México.
En suma, los 20 países de estudio recibieron 10 veces más ingresos procedentes de actividades intensivas en carbono en comparación con ingresos sostenibles procedentes de financiamiento y cooperación internacional para la atención del cambio climático. Mientras que dichos países asignaron 39 veces más presupuestos intensivos en carbono que a presupuestos sostenibles.
Sobresale el caso de México que destinó 15.81% a presupuesto intensivo en carbono en comparación con 0.05% asignado vía presupuesto sostenible. Lo anterior muestra la dificultad de países de la región de desacoplar sus finanzas de actividades que provocan el cambio climático.
Como recomendaciones se insiste en generar nuevas y más sostenibles formas de generación de ingresos, para cubrir las necesidades de los países, tales como:
- La creación de más impuestos ambientales y climáticos para tazar a las actividades contaminantes.
- Integrar la atención del cambio climático de manera explícita en los presupuestos públicos más allá del sector ambiental y energético.
- Crear estrategias nacionales de financiamiento climático para implementar políticas como las Contribuciones Nacionalmente Determinadas y otras políticas de acción climática.
- Así como mejorar la transparencia en la presentación y desagregación de información presupuestal y financiera.
FUENTE: SustainableFinances.
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