La inteligencia artificial debería liberar a las personas de las tareas domésticas que demandan requerimientos intelectuales muy básicos y que ocupan mucho de su tiempo.
La digitalización llegó para quedarse, de eso no hay dudas. Hoy vivimos rodeados de computadoras, tabletas y celulares que en muchos casos nos resuelven temas que antes debíamos hacer a mano.

El avance indetenible de la big data y de la inteligencia artificial nos plantea como humanidad una situación que solo se había visto en la revolución industrial del siglo IXX: Las máquinas realizando trabajos que antes hacíamos los humanos.
Las lógicas de la división del trabajo entre los humanos, máquinas y algoritmos hace que pueda desplazar 75 millones de puestos de trabajo actuales, mientras que al mismo tiempo pueden surgir 133 millones de nuevas funciones laborales.
Por la sencilla razón de que la inteligencia artificial procesa información 3.000 veces más rápido que el cerebro humano.
Por lo que es casi seguro que muchas funciones que no requieran el uso de la creatividad sean realizadas por máquinas en un futuro próximo.
La inteligencia artificial debería liberar a las personas de las tareas domésticas que demandan requerimientos intelectuales muy básicos y que ocupan mucho de su tiempo.
Para abrir campo a entornos donde puedan ser más creativos. Dejando por ejemplo, a los robots aspiradoras, el trabajo manual de limpieza hogareña.
2001 Odisea en el espacio, Terminator, Robocop y un sinfín de películas de ciencia ficción plantean un futuro distópico, donde las máquinas toman el control del mundo entrando en colisión con los humanos y claramente nos da miedo la sola posibilidad de que ello suceda.
Soy un gran admirador de la obra de Isaac Asimov. Un gran científico y escritor de ciencia ficción, con una mirada humanista del futuro que no solo introdujo la palabra robot a nuestro léxico, sino que además fue el creador de las leyes de la robótica que aún tienen vigencia:
- Un robot no puede dañar a un ser humano, o por inacción permitir que un ser humano sufra daños.
- Un robot debe obedecer las órdenes que le den los seres humanos, excepto cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia, siempre que dicha protección no entre en conflicto con la Primera o Segunda Ley.
Siguiendo con esta línea de pensamiento humanista, debemos estar claros que la creatividad, sin dudas, es uno de los rasgos humanos más extraordinarios. Sin creatividad no habría poesía, arte, música, internet, ni exploración espacial.
Índice
¿Podría la Inteligencia Artificial alguna vez igualarnos o sobrepasarnos?
Las máquinas puedan innovar en base a datos, pero eso no quiere decir que le vayan a hacer sombra a la creatividad humana en el corto plazo.
La innovación es un proceso que tiene como objetivo la resolución de problemas. Eso quiere decir que para que la innovación exista, se deben combinar los problemas con las soluciones.
Los humanos por nuestra forma de pensar, tenemos la capacidad de ir en cualquiera de las direcciones: podemos comenzar con un problema y resolverlo, o podemos hacerlo a partir de una solución y tratar de buscar nuevos problemas en torno a esta.
Un ejemplo de este último tipo de innovación es el Post it.
Un ingeniero de 3M estaba desarrollando un pegamento de alta capacidad que pudiera ser usado en la construcción de aviones.
Dejó su experimento en su escritorio, la mañana siguiente, otra persona vió que el resultado fue un pegamento de alta calidad pero lo suficientemente débil como pegar dos hojas y luego despegarlas sin dañarlas.
Se dio cuenta de que esa era precisamente la solución que evitaría que se cayeran las notas que añadía a su partitura, durante sus ensayos con su grupo coral.
La inteligencia artificial también puede ofrecer soluciones utilizando datos y código.
Sin embargo, identificar un problema es mucho más difícil para las máquinas, porque los problemas no están incluidos en los datos a partir de los cuales innovan las máquinas.
Las personas, por otro lado, se basan en toda una vida de experiencias y emociones para crear ideas, mientras que las máquinas lo hacen solo usando los datos con las que son alimentadas.
La IA puede generar nuevas combinaciones, pero no cambiar las reglas del juego, a la inteligencia artificial le es más fácil elegir respuestas y a los humanos preguntas.
Las posibilidades aumentan cuando no solo se plantea la dicotomía de máquinas o humanos.
La aparición de los denominados centauros (inteligencia artificial+humanos) mejorará la capacidad del cerebro, al aprovechar la potencia informática de la inteligencia artificial, con posibles soluciones en muy corto tiempo y decidiendo el humano que camino es el que prefiere tomar.
En mayo de 1997, Deep Blue, una máquina capaz de procesar 200 millones de jugadas por segundo, derrotó al campeón mundial de ajedrez Gary Kasparov en una partida a seis matches, lo venció 3 1/2 a 2 ½.
Si bien fue un golpe letal al orgullo humano, Kasparov en lugar de lamentarse por el triunfo de la máquina, se planteó ¿Qué pasaría si en vez de competir con las máquinas colaboramos con ellas?
En 1998 Kasparov jugó un torneo, donde se unía lo mejor de las mentes ajedrecísticas con la potencia y facilidad de plantear infinitas soluciones a los escenarios potenciales en las jugadas sucesivas.
Estos centauros, ya co crean brindándole a los creativos publicitarios muchísimas más alternativas de diseños y el creativo elige el que le parece más acertado. Es la misma lógica que se aplica en la creación de software, diseño textil, música y arte.
James Taylor, un reconocido gurú de la creatividad y la innovación, recuerda un estudio de la Universidad de Oxford, donde se asegura que el 50 % de los empleos tradicionales desaparecerán como consecuencia de la automatización de procesos y robótica.
En 2015, un reporte del Foro Económico Mundial ubicaba la creatividad como la décima habilidad más demandada por las empresas.
En 2020, ya llegó al tercer puesto. Es más, un estudio de IBM ubica a la creatividad como el factor más importante para determinar el éxito de los negocios.
Taylor nos dice que existe una creatividad individual, una creatividad entre compañeros (peers), una creatividad en equipo y una súper creatividad (augmented). Esta última descansa en el uso de la tecnología (inteligencia artificial y ‘big data’, por ejemplo) como una herramienta para fortalecer los procesos creativos.
Hay una palabra que quizás resume el corazón de esta lucha entre humanos y tecnología: simbiosis. Es una palabra del griego antiguo, que significa “vivir juntos”.
La simbiosis nos muestra que el mundo no tiene por qué ser de humanos contra inteligencia artificial. La simbiosis son dos individuos, que tienen éxito juntos, gracias a sus diferencias. La simbiosis es el “+” y quizás esa sea la respuesta.
German White
Publicista Creativo
Uno de los creativos más premiados de su generación. Con experiencia de más de 35 años. Trabajó como Director Creativo en tres países, para marcas multinacionales de primera línea como: Coca-Cola, Movistar, Nestlé, Procter & Gamble, Heinz, Johnnie Walker, Adidas, y VISA, entre otras. Hoy además de tener su propia agencia, es socio y director académico de Brother Panamá, Escuela de Creativos.