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Por primera vez, un hombre con discapacidad física viajará al espacio. La Agencia Espacial Europea convirtió al atleta paralímpico John McFall en el primer paraastronauta de la historia.
John McFall es un hombre con discapacidad pero, tal y como resulta necesario para convertirse en astronauta, no es un hombre cualquiera. Caracterizado como un joven practicante de atletismo, McFall perdió su pierna derecha en un accidente de moto cuando tenía 19 años, algo que no le impidió volver a aprender a correr de nuevo.
Algunos años después, en 2005, se convertiría en un atleta profesional, y solo tres años más tarde, en 2008, representaría a Gran Bretaña e Irlanda del Norte en los Juegos Paralímpicos de Pekín como velocista paralímpico. En aquel glorioso debut se adjudicó una medalla de bronce en los 100 metros lisos.
Desde entonces, John McFall también ha sido parte central de diversos proyectos de activismo destinados a promover y apoyar a futuros atletas paralímpicos.
En el ámbito profesional, se licenció en Medicina y Cirugía en el año 2014, convirtiéndose en miembro del Real Colegio de Cirujanos del Reino Unido en el 2016. Desde entonces ejerce en su país como especialista en traumatología y ortopedia, habiendo sido galardonado en diversas ocasiones por sus logros médicos y en el campo de la investigación.
El espacio es para todos
El siguiente reto de John McFall, no obstante, es convertirse en el primer astronauta con discapacidad en viajar al espacio. Un paraastronauta. Este sueño duramente labrado ya comenzó a hacerse realidad desde el pasado mes de noviembre, cuando la Agencia Espacial Europea dio a conocer los nombres de los 17 candidatos a tripular las futuras misiones espaciales de la agencia europea, entre los que figuraba McFall.
Ahora, el potencial futuro paraastronauta se unirá al cuerpo de entrenamiento de la Agencia Espacial Europea (ESA) y trabajará con diseñadores e ingenieros en las posibles adaptaciones que hagan viables los viajes al espacio de personas con discapacidad.
Por su bagaje, tanto profesional como en deporte de alta competición, McFall se muestra como un candidato idóneo. McFall consideró que fueron su formación científica y su amplia gama de experiencias grandes motivos para ayudar a ESA.
Con la ayuda del deportista, la Agencia Espacial Europea estudiará qué aspectos necesitan ser modificados y adaptados para un astronauta con limitaciones físicas.
“Esto es muy importante para nosotros. Por supuesto, ser astronauta es algo muy exclusivo, pero tener una discapacidad no debe ser motivo de descarte”.
declara el director de Exploración Humana y Robótica de la ESA, David Parker.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, alrededor de un 15% de la población mundial vive con algún tipo de discapacidad.
“Puedo brindar inspiración. Inspiración de que la ciencia es para todos y de que, potencialmente, el espacio es para todos”.
expresa por su parte John McFall.
El camino acaba de comenzar, y en un corto espacio de tiempo John McFall y sus 16 compañeros comenzarán un programa de entrenamiento básico de 12 meses en el Centro Europeo de Astronautas en Alemania.
FUENTE: National Geographic.
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