La lideresa antes poco conocida, se volvió estrella de internet debido a la sensatez con la que abordó la crisis. Por Siobhán O’Grady y Jennifer Hassan
Las lideresas del mundo son las voces de la razón en la pandemia, aquí un resumen publicado por The Washington Post sobre como acciones concretas han llevado a varias naciones a minimizar los efectos del COVID19.
Silveria Jacobs no está jugando. Cuando en la nación caribeña de San Martín empezaron a aumentar los casos de coronavirus , las instrucciones de la primera ministra de 51 años de edad fueron contundentes: “Es muy fácil. No salgan”, dijo en un discurso videograbado. “Si no tienen el pan que les gusta en su casa, coman galletas saladas. Si no tienen pan, coman cereal, avena o sardinas”.
El discurso del 1 de abril, en el que Jacobs recomendaba a los ciudadanos prepararse como si se avecinara un huracán, pero sin acaparar papel higiénico, se hizo viral. La lideresa antes poco conocida se volvió estrella de internet debido a la sensatez con la que abordó la crisis.
Jacobs es una de varias lideresas mundiales que han sido reconocidas por ser voces de la razón en plena pandemia por el coronavirus. Han recibido elogios por sus mensajes efectivos y acciones decisivas, en claro contraste con los enfoques grandilocuentes de varios de los líderes más prominentes del mundo: entre ellos quienes han recibido críticas por titubear al inicio de la pandemia y no frenar el contagio.
De acuerdo con Jennifer Curtin, directora del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda: “En algunas lideresas podemos identificar el efecto halo”.
Muchas lideresas han controlado con éxito la diseminación del coronavirus y al mismo tiempo mantenido la calma. Se han magnificado sus éxitos en parte “porque hay algunos líderes hipermasculinos cuyas respuestas han sido muy agresivas”, afirma Curtin.
Ejemplos de cómo estas lideresas han respondido a la pandemia del coronavirus en sus países.
Nueva Zelanda
Cuando se trata de salvar vidas y aplanar la curva, pocos líderes han recibido tanta atención positiva como la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, quien tomó posesión del cargo en octubre de 2017.
Adrern ya ha respondido con valentía a otras tragedias. El año pasado, cuando ataques en dos mezquitas en la ciudad de Christchurch cobraron 51 vidas, Ardern se comprometió a costear los funerales de las víctimas del ataque terrorista más trágico del país. También creó un programa para la comunidad musulmana e implementó cambios en la legislación de las armas de fuego.
Menos de un año después, de cara a la amenaza del COVID-19, Ardern cerró las fronteras de inmediato y preparó a la ciudadanía para tomar medidas prolongadas.
Sus mensajes nunca fueron confusos. “Para que quede muy claro, pedimos a los neozelandeses que no trabajen en servicios esenciales, que se queden en casa y dejen de interactuar con personas fuera de ella”, declaró.
Las medidas drásticas de Ardern parecen estar funcionando, pues el país tiene menos de 1,500 casos confirmados y 19 muertes registradas. Ha estado presente en sesiones informativas con altos funcionarios sanitarios, pero también ha adoptado un enfoque cercano, transmitiendo videos en sus redes sociales, desde su casa y diciéndole a los niños que el hada de los dientes y el conejo de Pascua son “trabajadores esenciales”. La semana pasada, anunció que habría un recorte de 20% en su sueldo y el de su gabinete durante seis meses.
En sus discursos públicos, con frecuencia subraya la necesidad de empatizar, con lo cual demuestra que “se puede liderar con determinación y bondad”, afirma Curtin.
Noruega
Tras semanas de confinamiento, la tasa de infección en Noruega ha disminuido a tal grado que el país ha presentado planes para relajar las restricciones en ciertos comercios y escuelas.
Mientras tanto, en la vecina Suecia, en donde las restricciones fueron menores, los casos aumentaron considerablemente.
En una entrevista con CNN, la primera ministra noruega, Erna Solberg, atribuyó el confinamiento prematuro y el monitoreo constante al relativo éxito de la nación. Aseguró que los científicos lideran la respuesta médica.
Se le ha elogiado por un estilo de comunicación que va más allá de su enfoque científico. En dos conferencias durante el mes pasado, compartió mensajes dirigidos a los jóvenes.
“Es normal tener miedo”, dijo poco después del cierre de las escuelas. Compartió que extrañaba abrazar a sus amigos.
“Creemos que los niños deben sentir que los tomamos en serio durante una crisis como esta”, Solberg declaró en CNN.
Islandia
La escasez de pruebas del virus en el mundo ha dejado a muchos enfermos en un limbo y ha alterado las respuestas oficiales en torno a la pandemia del coronavirus. Lo anterior ha dificultado que los trabajadores sanitarios identifiquen y aislen a los infectados. Pero en Islandia, quien quiera hacerse la prueba, puede.
Este enfoque inusual es el resultado de la colaboración entre el gobierno de la primera ministra, Katrín Jakobsdóttir, y de deCODE Genetics, una empresa de biotecnología con sede en Reikiavik que realiza pruebas gratuitas. Quienes quieran hacérsela no deben demostrar que han estado expuestos al virus ni que tienen síntomas. La iniciativa ha permitido que casi 43,000 personas se hagan la prueba, cerca de 11.7% de la población de la isla.
Además, Islandia ha presentado una iniciativa de rastreo de contacto intensivo que permitió aislar a quienes pudieron estar expuestos al virus.
Si bien se ha implementado el distanciamiento social, la disponibilidad de las pruebas y las medidas prematuras de contención brindaron a autoridades islandesas información clave que ha permitido flexibilizar ciertas restricciones, a diferencia de otros países. La semana pasada, las autoridades anunciaron que, a partir del 4 de mayo, las restricciones se levantarán gradualmente.
Alemania
El mes pasado, a medida que el coronavirus se propagaba a toda velocidad por Europa, la canciller alemana, Angela Merkel, pronunció un inusual discurso televisivo en donde advirtió a los alemanes que la pandemia suponía el desafío más grande desde la Segunda Guerra Mundial: “Estoy completamente segura de que superaremos esta crisis. ¿Pero con cuántas pérdidas? ¿A cuántos seres amados perderemos?”.
Constanze Stelzenmuller, miembro del Instituto Brookings, señaló que las declaraciones de Merkel se distinguían de cualquier otro discurso público que haya dado en los 14 años que ha sido canciller. “Fue muy directo, claro, aterrizado, empático y personal”, aseguró.
Escucha el pódcast El Washington Post para conocer las últimas noticias en español
En palabras de Merkel, cada muerte “es una padre o abuelo, una madre o abuela, una pareja. Son personas. Y somos una comunidad en la que todas las vidas, todas las personas cuentan”.
El discurso supuso un punto de inflexión en el liderazgo de Merkel en la crisis, después de que se le criticó por no haber actuado más rápido. Alemania ha confirmado más de 145,000 casos del virus y cerca de 4,642 de muertes, muchas menos que las confirmadas en Italia y España. Los expertos aseguran que la amplia disponibilidad de las pruebas ha ayudado a las autoridades a rastrear casos sospechosos con mayor facilidad que en otros países.
Este mes, Merkel prolongó el confinamiento del país, pero también relajó restricciones en ciertos comercios y aseguró que las escuelas reabrirán en mayo.
Merkel, quien asegura no buscará reelegirse el año siguiente, suele adoptar un tono más estoico. Pero a muchos agradó su cambio de ritmo de cara a una crisis tan inusual.
“Apeló a la responsabilidad de la gente y a su capacidad como ciudadanos para entender el riesgo y hacer lo correcto. Me queda claro que decidió que se trataba de una emergencia excepcional y por tanto exigía un enfoque distinto”, dice Stelzenmuller.
Taiwán
A principios de este año, a medida que el coronavirus se propagaba en la provincia China de Hubei, epicentro inicial de la pandemia, la isla autónoma de Taiwán identificó el riesgo que la pandemia podía representar. Viajar de China a la isla es común, cada año millones viajan entre ambas.
El gobierno taiwanés, liderado por la presidenta Tsai Ing-wen y su vicepresidente, el epidemiólogo Chen Chien-Jen, tomó firmes medidas preventivas para limitar la propagación del virus, como restringir la entrada a la isla e implementar chequeos médicos obligatorios.
Meses después, la isla de cerca de 23 millones de habitantes disfruta los beneficios: reporta menos de 500 casos confirmados y seis muertes.
En una entrevista con The Telegraph, Chen lo atribuyó a lo aprendido durante la epidemia del SARS en 2003, así la isla se preparó y limitó la exposición a la pandemia de este año.
La respuesta de Taiwán frente al coronavirus no ha estado libre de controversia. Taiwán ha criticado una y otra vez la respuesta china y, a principios de mes, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, acusó a Taiwán de participar en una campaña racista contra el gobierno chino. Taiwán exigió una disculpa y afirmó que las acusaciones carecían de fundamento.