Por: José De Gracia, Coordinador de Proyecto de PNUD
El Acceso a recursos genéticos y distribución equitativa de beneficios (ABS), es un enfoque de política que vincula el acceso a los recursos genéticos y el conocimiento tradicional relacionados a estos con la distribución de beneficios monetarios y no monetarios, y se expresó por primera vez en el Convenio de las Naciones Unidas (ONU) sobre la Diversidad Biológica (CDB) de 1992.
Promovida sobre los derechos soberanos de los países sobre su biodiversidad y recursos genéticos asociados y destinada a aprovechar el poder económico de esos recursos para crear incentivos y financiar la conservación de la biodiversidad, la transacción de ABS se concibió para fomentar relaciones equitativas entre las partes que proporcionan recursos genéticos y. conocimientos tradicionales asociados y quienes deseen utilizarlos para la investigación y el desarrollo.
Índice
Panamá ratificó el Protocolo de Nagoya del CBD con anterioridad a su entrada en vigor, el 12 de octubre de 2014, y es uno de los países pioneros en la materia en la región
En 2019, se aprobó el decreto ejecutivo 19, después de un proceso largo de consulta, el cual permite ordenar el acceso a recursos genéticos con fines comerciales y con fines no comerciales.
El proyecto Alcanzando el potencial de los microbios nativos en el sector agrícola, de conformidad con el Protocolo de Nagoya es una iniciativa del Ministerio de Ambiente (MiAMBIENTE) junto al Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) y el Programa de las Naciones Unidas (PNUD), en alianza con el Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (INDICASAT). En esta nueva fase que inició en el 2020 se están explorando alternativas biológicas que contribuyan a la producción orgánica del cultivo de café. Entre estas alternativas destacan los microorganismos benéficos que viven en sus hojas, brindándoles beneficios al explorar una mayor área del suelo y proteger contra algunas plagas.
Todos estos beneficios reducirían el uso de productos químicos como los pesticidas, que contaminan nuestro ambiente y afectan gravemente la salud de las personas.
Del laboratorio a la Finca
El café panameño es altamente apreciado en el mercado mundial por su calidad de tasa, sin embargo, como todo cultivo, es atacado por plagas y enfermedades pese a su gran demanda en el mercado internacional.
La producción de café en Panamá ha tenido altos y bajos durante su historia, siendo uno de los problemas principales la enfermedad conocida como roya, cuyo agente causal es el Hemileia vastatrix, un hongo fitopatógeno obligado del cafeto y que diezma la producción grandemente. La roya del cafeto es la enfermedad más destructiva de este cultivo y la de mayor importancia a nivel mundial, ya que se encuentra en todas las regiones cafetaleras del mundo y puede causar epidemias con alto costo socioeconómico y ambiental.
La roya del cafeto puede provocar la caída prematura de las hojas, reducción de capacidad fotosintética, e inclusive muerte de los árboles.
Al igual que los humanos y otros animales, las plantas de café tienen sus propios microbiomas, las bacterias, los hongos y otros microorganismos que viven en las plantas. Algunos, pueden afectarla negativamente; otros son beneficiosos. Una sola hoja de café puede albergar cientos de microbios. Los que viven dentro de los tejidos de la planta se llaman endófitos y muchos de estos microbios son adquiridos a través del suelo o el aire.
Los microbios amigables ayudan con el crecimiento y la fotosíntesis o ayudan a las plantas a sobrevivir frente a la sequía y otros factores estresantes. Algunos protegen a las plantas de enfermedades o de animales que comen plantas. Científicos del INDICASAT están investigando cómo estas comunidades de hongos endofíticos en la región cafetalera de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional La Amistad y del Parque Nacional Volcán Barú, en la provincia de Chiriquí de Panamá. En este proyecto se evaluará el potencial de estos hongos para proteger cosechas.
Desde una perspectiva agrícola, el valor agregado de desarrollar productos naturales que contribuyan a la gestión del cultivo de café es alto, tomando en consideración ante todo que la cultura de producción de café en Panamá ha tenido gran éxito y el país se identifica mundialmente como productor del mejor café en el mundo. Con cerca de 6,000 hectáreas (ha) dedicada a esta actividad en la provincia de Chiriquí, la potencial reducción del uso de agroquímicos convencionales que podría lograrse con el uso de microbios nativos para control de enfermedades promovido con este proyecto podría beneficiar a los productores y los esfuerzos de conservación de recursos genéticos en estas zonas de alta biodiversidad.
El Ministerio de Ambiente, PNUD, INDICASAT y cofinanciamiento del GEF trabaja arduamente de la mano con las comunidades y científicos y científicas con la finalidad de mejorar las capacidades existentes en el país de solucionar los problemas del agro panameño, porque consideran esencial el apostar a las soluciones basadas en la propia naturaleza y enfrentar grandes desafíos apostando a la recuperación verde para garantizar prosperidad y salud de las personas gracias a un ambiente sano. Clave: reproducir, aprender y reaprender cómo relacionarnos impulsar desarrollo de las personas en armonía con la naturaleza.
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