Durante los últimos 30 años, la incidencia de demencia ha disminuido un promedio del 13% cada década en personas de ascendencia europea que viven en los EE. UU. O Europa.
Utilizando esta tendencia, los investigadores de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard estiman que 15 millones de personas menos podrían desarrollar demencia para el año 2040 en los países de ingresos altos que si la incidencia de la enfermedad se mantuviera estable.
“A medida que aumenta la edad y la esperanza de vida de las poblaciones de EE. UU. y Europa, la prevalencia de la demencia y la enfermedad de Alzheimer ha aumentado drásticamente, debido al grupo más grande de personas en las edades de mayor riesgo”
Lori Chibnik, profesora asistente del Departamento de Epidemiología en Harvard Chan School.
“Sin embargo, nuestro análisis muestra que la incidencia, o la tasa de nuevos casos, ha ido disminuyendo, lo que se traduce en menos casos nuevos de demencia y enfermedad de Alzheimer de lo que hubiéramos esperado”.
Los resultados de este estudio se publicaron en la revista Neurology y señalaron que 47 millones de personas en todo el mundo viven con demencia. Debido al rápido envejecimiento de la población, se espera que el número de personas que viven con la enfermedad se triplique durante los próximos 30 años, al igual que la carga socioeconómica esperada asociada con la demencia.
Además de mostrar una disminución total en la incidencia, los investigadores también observaron tendencias consistentes en diferentes poblaciones de América del Norte y Europa.
Las razones de la disminución de la incidencia no están claras, aunque pueden haber contribuido varias intervenciones médicas que influyen en la presión arterial, el colesterol y la inflamación.
Los investigadores señalan que, debido al origen étnico de los participantes incluidos en el estudio, es posible que los resultados solo se apliquen a una minoría de la población mundial y recomiendan que los análisis futuros incluyan poblaciones más diversas.
“La disminución constante de la incidencia durante tres décadas sugiere que los esfuerzos preventivos que involucran educación sobre el estilo de vida e intervenciones de salud como el control de la presión arterial y la medicación antitrombótica pueden compensar al menos parte de la creciente carga de demencia derivada de las ganancias globales en la esperanza de vida.
Proporcionar esta evidencia de una disminución es el primer paso para dilucidar los factores que están en juego detrás de esa disminución y, finalmente, las intervenciones eficaces para promover la salud del cerebro”.
Lori Chibnik
Fuente: Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard
