La constancia en el trabajo constituye el motor detrás del éxito en el logro de las metas profesionales. Hoy reconocemos la importancia de poner en práctica este valor.
¿Cuál es el secreto del éxito? ¿Es una habilidad natural, la suma de afortunadas ocurrencias o el acceso a oportunidades? Incluso si la genética, entorno y suerte están a favor en la gesta personal de un soñador, es difícil tener éxito sin constancia en el trabajo, fe en medio de lo incierto y perseverancia en las flaquezas. El éxito puede ser simplemente el resultado de poner en práctica conductas alineadas con buenos objetivos, algo totalmente a nuestro alcance.

Constancia en el trabajo: importancia de la regularidad
Nuestro cerebro trabaja para ayudarnos a sobrevivir ante situaciones de incertidumbre. Es esta incertidumbre que implica el riesgo de peligro, la que pone a tu cuerpo en modo de “alerta o huida” al primer indicio de una amenaza. En este orden de ideas, se deduce que el cerebro prefiere lo consistente a lo incierto y lo regular a lo inesperado, haciendo las cosas que sean predecibles.
Un estudio reveló que los trabajadores estaban menos estresados y más satisfechos cuando su jefe era consistentemente un jefe tóxico, que cuando era justo e injusto de forma intermitente. Nuestros cerebros están diseñados para identificar y predecir las amenazas. Cuando alguien es malo de manera consistente, sabes qué esperar. Pero cuando es errático, el cerebro tiene que adivinar y estar alerta constantemente.
La constancia en el trabajo diario en la búsqueda de los objetivos puede no ser un consistente camino llano, sino una pendiente accidentada, errática y nada predecible. Además, habría que añadir otra variable a la ecuación: la novedad, ya que el cerebro también gusta de cosas nuevas y fáciles.
Entonces el cerebro está cómodo con lo predecible y disfruta de cosas nuevas, gratificantes y fáciles. Como vemos, aquí surge una contradicción.
Entonces ¿cómo adaptar nuestra búsqueda a estas circunstancias naturales del cerebro y contradictorias en la práctica? ¿Cómo superar esta contradicción?
5 prácticas efectivas de constancia en el trabajo y la vida
1. Ser más específicos a la hora de fijar objetivos
Cuando eres muy poco específico con un objetivo, por ejemplo, “Quiero escribir más seguido“, el cerebro debe tomar muchas decisiones, como por ejemplo ‘¿Cuánto es más seguido?’ ‘¿Cuándo debería escribir?‘. Hallar las respuestas a estas preguntas extenúa antes de tiempo al cerebro y descansar en el sofá parece ser más tentador. Es por esto que un primer ingrediente para practicar seriamente la constancia en el trabajo diario sería crear un plan de acción.
Abordar un objetivo es mejor con un plan de acción que especifique día, hora y lugar para poner en práctica la conducta deseada.
Por ejemplo, “De lunes a viernes, desde las 5:30 de la mañana, trabajaré en mi novela durante treinta minutos en la mesa de la cocina“. En una sola oración, le enseñaste a tu cerebro dónde, cuándo y qué hacer, descartando cualquier toma de decisiones innecesaria.
Un estudio realizado en el Reino Unido evaluó cómo la elaboración de un plan de acción afectó la motivación y la conducta de los participantes para hacer ejercicio por encima de aprender sobre los beneficios de ejercitarse. Se descubrió que ambos grupos de intervención estaban igual de motivados para hacer ejercicio, pero el grupo que elaboró un plan de acción era más propenso a cumplir con el objetivo.
2. No dejes obstáculos pendientes
El cerebro necesita conservar energía. Si un nuevo hábito requiere energía extra, es menos probable que lo incorpores por completo en tu vida. Por ejemplo, puedes crear un boceto de un logotipo todos los días para mejorar tus habilidades de diseño. Pero si tu cuaderno de bocetos está en un estante alto dentro de tu armario y tus lápices están escondidos dentro de un cajón, creaste obstáculos que debes superar sin siquiera haber empezado a practicar el hábito.
Por eso es menester preparar tu entorno. James Clear, autor y experto en productividad, recomienda esto para hacer que los hábitos futuros sean más fáciles de practicar. Coloca señales en lugares obvios para dar pie a la conducta deseada. Por ejemplo, coloca el cuaderno y los lápices en un bolso para tenerlos siempre a mano. Así no habrá forma de que no los veas cada vez que busques algo en el bolso.
Reduce la cantidad de energía necesaria automatizando todo lo que puedas.
3. Valora tanto el proceso como los resultados
Los resultados son importantes porque señalan el logro del objetivo. Pero si solo te enfocas en los resultados, el cerebro no obtendrá las recompensas inmediatas que anhela. La solución podría ser replantear el objetivo, de los resultados al aprendizaje, dando más valor a la habilidad que se puede obtener sobre la marcha. La constancia en el trabajo es un hábito que se beneficiará precisamente del aprendizaje.
Los objetivos de aprendizaje garantizan que disfrutes el recorrido, incluso si no logras el resultado.
Un estudio canadiense reveló que, cuando los estudiantes de maestría en administración establecieron objetivos de aprendizaje (como encontrar maneras de hacer contactos o comprender diferentes puntos de vista), terminaron más satisfechos con el programa de la maestría que aquellos que habían establecido objetivos de resultados (como alcanzar un promedio de notas o un sueldo específicos).
Así que en lugar de decir, “Quiero conseguir un ascenso“, plantéalo como “Quiero mejorar mis habilidades de liderazgo y aprender todo lo que pueda de mi mentor cada semana“. Esto no solo le dará a tu cerebro la descarga de dopamina que acompaña a las pequeñas victorias, sino que también te ayudará a concentrarte en lo que puedes controlar.
4. Ingenio antes de fuerza de voluntad
Resistir la tentación es meritorio, pero pocos podemos resistirnos siempre a un constante torrente de distracciones. La constancia en el trabajo puede depender más del ingenio y la automatización que de un firme temple y fuerza de voluntad. El autor James Clear revela que “las personas ‘disciplinadas’ tienen mayor facilidad para organizar sus vidas de una manera que no requieren demasiada fuerza de voluntad y autocontrol“. Son personas que pasan menos tiempo en situaciones tentadoras.
Surge entonces el ‘pacto de Ulises‘ en referencia al héroe de la Odisea de Homero que hizo que sus hombres lo ataran al mástil del barco para que pudiera pasar por un lugar lleno de sirenas mortales sin ser atraído por su canción, en lugar de depender de su fuerza de voluntad.
Se trata de un trato contigo mismo que te ata a una conducta futura, ayudándote a resistir la tentación.
Por ejemplo, podrías colocar tu iPhone en una caja de seguridad bloqueada mediante temporizador. Para poder hacer su trabajo sin depender de tu fuerza de voluntad, haces un pacto de Ulises (también conocido como dispositivo de compromiso), al guardar la tentación en un lugar difícil de acceder. Vemos que en el afán de construir constancia en el trabajo y la vida, es mayor el acopio que hacemos de ingenio que de fuerza de voluntad.
5. No te dejes engañar por las emociones
Cuando eres consistente, aburrirse es inevitable. El cerebro disfruta de lo nuevo, está en su naturaleza. Y hacer lo mismo una y otra vez, por esencial e importante que sea, puede no ser el estímulo suficiente que necesita un cerebro que busca recompensas. Hasta el más profesional y exitoso tiene días en los que su constancia en el trabajo y la vida llega a su límite.
El jugador de baloncesto Steph Curry podría ser el ejemplo vivo del éxito a través del tesón y la constancia en el trabajo y en el proceder. Sin embargo, los tres meses en los que pasó horas diarias perfeccionando su tiro los califica como “el peor verano de la vida“. Imagina a un joven Curry agotado después de repetir el mismo movimiento mil veces, deteniéndose a dudar de sí mismo y desistiendo. El mundo no tendría entonces al dos veces Jugador Más Valioso que llegó a ser.
Por eso, debemos grabar en nuestro subconsciente que sentimientos como el aburrimiento, la frustración, o la desesperación no indican que algo esté mal con la meta. Solo indican que quizá necesites un descanso o que puede ser el momento de darle a tu cerebro la descarga de dopamina que anhela para entonces reanudar la faena y retomar la constancia en el trabajo. La idea es infundir de vida a la rutina con variedad.
Consistencia y variedad pueden coexistir y ayudarnos a evitar el aburrimiento. Prueba con esto:
- Escribe cinco páginas de tu novela todas las mañanas, pero escribe en distintos lugares.
- Haz ejercicio en tu sala de estar todas las noches, pero cambia las rutinas de ejercicio.
- Lee durante veinte minutos antes de acostarte, pero alterna los géneros de los libros que lees: pasa del misterio a la autoayuda y a la ciencia ficción.
- Escribe en tu diario todas las mañanas durante quince minutos, pero usa un generador de temas online para sorprenderte con lo que debas escribir.
- Organiza reuniones mensuales con todo tu equipo, pero invita siempre a un nuevo orador para hacerlas más interesantes.
Como puedes ver, hay muchas maneras de hacer la vida interesante y ser consistente al mismo tiempo. Los dos factores no tienen por qué ser mutuamente excluyentes. Aplicar la constancia en el trabajo no es un esfuerzo descomunal, sino el resultado de un proceso consciente de ingenio y eficacia que, mediante prácticas sencillas, puede construirse para ser una habilidad más que nos ayude a alcanzar el éxito. Te invitamos a que encuentres tu propio método para aplicar la constancia en el trabajo y en la vida.
FUENTE: Blog de Trello.
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