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La cooperativa alemana The Generation Forest combina en Panamá conservación de la naturaleza con eficiencia económica.
Fueron casi 200 los países de la comunidad mundial que se comprometieron a conservar y gestionar eficazmente al menos el 30 % de las zonas terrestres, de aguas continentales y costeras y marinas hasta 2030, una meta con un gran significado para la biodiversidad global. En Alemania son optimistas respecto al logro del objetivo 30×30, el cual es progresivo, según su Ministerio de Medio Ambiente.
No obstante, estén en lo cierto o no, la existencia de actores comprometidos en la nación europea es innegable.
Destaca especialmente, Andreas Eke, un geógrafo y emprendedor social de Hamburgo que vive en Panamá desde hace casi 30 años y que está empeñado en aprovechar el gran potencial de las “soluciones basadas en la naturaleza” en el país que le ha abierto las puertas.
Eke pretende impulsar la reforestación de varias zonas degradadas de Panamá que han sido manipuladas y deben volver a su estado natural. Para tales fines, Eke ha fundado la cooperativa The Generation Forest, junto con la ingeniera forestal panameña Iliana Armién en Alemania hace seis años, pero…¿Por qué en Alemania?
“El modelo cooperativo tiene aquí una larga tradición y está vinculado a un alto nivel de transparencia. Eso era importante para nosotros. Especialmente en el sector de la inversión forestal, también hay una que otra oveja negra”.
dice Eke.
Con fondos provenientes de la adquisición de acciones por parte de sus 6.000 socios, The Generation Forest compra tierras desbrozadas a agricultores que sufren pérdidas de rendimiento debido a, entre otras razones, la degradación del suelo compactado por el ganado y esquilmado por cultivos de arroz que con el tiempo deja de generar suficientes beneficios.
En zonas deforestadas, The Generation Forest planta un nuevo bosque orientado a la selva natural en estructura y diversidad biológica, y también incluye variedades de árboles cuya madera podrá venderse bien más adelante.
Andreas Eke busca dar a otros árboles la oportunidad de crecer, rellenando espacios vacíos con plantaciones del vivero propio de la cooperativa con especies autóctonas y foráneas.
Es de este modo que se preserva la diversidad vegetal y se crea un ecosistema con árboles en distintas fases de crecimiento, lo que favorece la diversidad de la flora y la fauna.
“A través de este ciclo sin fin, el bosque adquiere valor y puede seguir económicamente el ritmo de los rendimientos ganaderos, lo que lo protege a largo plazo. Esto también permite financiar empleos justos, e incluso se generan beneficios para los socios”.
explica Eke.
Eke no quiere tener nada que ver con los proyectos de forestación que solo se centran en reducir los gases de efecto invernadero y son utilizados actualmente por muchas empresas como opciones de compensación de sus propias emisiones. Eke considera que los monocultivos de árboles no son realmente sostenibles y tampoco cuentan como soluciones basadas en la naturaleza ya que no crean hábitats ni lavan el suelo.
Además, las plantaciones suelen ser de especies arbóreas atípicas en la región y de crecimiento rápido, y son taladas por completo en pocos años. Eke, por el contrario, con sus bosques generacionales quiere crear ecosistemas resistentes, conformados principalmente por árboles autóctonos, a los que regresan los animales y plantas.
The Generation Forest también se inclina por el aspecto social, considerando el papel fundamental de los pueblos indígenas que, desde hace siglos, utilizan los bosques de forma sostenible. Los pueblos indígenas sólo representan el 5 % de la población mundial, pero sus territorios albergan más del 80% de la biodiversidad del planeta y la conservación solo funciona si se incluye a la población local y se le ayuda a mejorar su calidad de vida y sus perspectivas de futuro.
Así lo ven también en Alemania, el Ministerio Federal de Medio Ambiente (BMUV) y el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) que tienen previsto invertir unos 85 millones de euros en medidas de fortalecimiento de comunidades locales y pueblos indígenas.
The Generation Forest lo lleva a la práctica mediante la creación de nuevos puestos de trabajo justamente remunerados, urgentemente necesarios a escala local.
“Como empresa, no nos limitamos a emplear a personas, sino que también las motivamos y apoyamos”.
puntualiza Eke.
Para Eke es importante que las actividades se ajusten en la medida de lo posible a las necesidades y competencias de la población autóctona. Las dos primeras personas con formación de pilotos de drones en Panamá fueron dos empleados indígenas de The Generation Forest.
The Generation Forest además realiza monitoreo periódico de la biodiversidad junto la organización Sociedad Mastozoológica de Panamá (SOMASPA). A través de cámaras, han detectado un aumento significativo de la fauna, entre las que destacan 4 especies consideradas amenazadas o en peligro a escala nacional.
FUENTE: Deutschland / Instagram.
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