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La infraestructura de la ciudad de Utrecht, en Países Bajos, da todo el protagonismo a las personas, habilitando sus calles para el tránsito de sus bicicletas. Pero no se detienen ahí…
Los habitantes de Utrecht, en Países Bajos, tienen una cosa en común: sus bicicletas. Si bien, como toda ciudad, Utrecht ha diseñado sus calles para el tránsito de vehículos, son ahora los ciclistas los que están en el centro. La infraestructura urbana de la ciudad está dando todo el protagonismo a las personas. No es nada raro entonces recorrer la urbe y encontrarse con ciclistas transitando y disfrutando del aire fresco y el ambiente, ya sean jóvenes, mayores, deportistas o no.
“Tengan cuidado, ¡aquí hay mucho tráfico! Una especie de autopista para bicicletas”.
advierte su alcaldesa, Sharon Dijksma.
Haber convertido la ciudad en un infierno para los automóviles y en un paraíso para los ciclistas ha calado bien entre sus habitantes, fuera del inmenso beneficio que representa para la integridad física y mental de las personas y el aporte significativo a la salud ambiental.
Con inversiones del orden de 30 millones de euros, la ciudad neerlandesa lleva al menos 6 años construyendo el mayor espacio para bicicletas del mundo. Su aparcamiento cuenta con espacios para 12.500 bicicletas.
Utrecht es un caso excepcional en el mundo, un municipio pionero para las bicicletas que desarrolla un modelo sostenible que podría trasladarse a otras ciudades y pueblos de toda Europa. Especialmente al mundo rural, donde viven uno de cada tres europeos. Y por qué no, también a otros continentes que se beneficiarían grandemente.
Uno de los mayores alicientes de esta práctica saludable y sostenible es que los ciudadanos sufren menos atascos al sortear los congestionamientos acostumbrados de los automóviles. Si bien también hay algunos atascos con las bicicletas, el municipio de Utrecht trabaja para hacer más espacio para su tránsito, un proceso gradual que llevará años pero que avanza sin prisas y con fuerza.
Y ahora el ciclismo ingresó a las bibliotecas de Utrecht
Una de las mayores innovaciones que reflejan cómo el ingenio humano aprovecha los recursos a mano para desarrollar soluciones eficientes y beneficiosas a largo plazo tanto para personas como para el ambiente. Es así como, en Utrecht, donde se vive la cultura de la bicicleta, se ha puesto en práctica un método para que sus habitantes no tengan que abandonarlas fuera de sus bibliotecas, sino que las utilicen ancladas al suelo mientras leen tranquilamente.
Una solución ganar-ganar en la que además, la energía generada con el pedaleo se utiliza para recargar los dispositivos electrónicos, un aliciente más para que sus usuarios acumulen unos kilómetros durante tu visita a la biblioteca. De momento este invento no se ha visto fuera de los Países Bajos, pero no deja de ser una gran idea que podría expandirse por el planeta en cualquier momento.
“[Utecht está] abriendo camino, mostrando que se puede, que los ciudadanos no solo sean más saludables sino también más felices“.
resume la alcaldesa.
Mira nuestro post al respecto.
FUENTE: La Vanguardia / Euronews.
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