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Las zonas priorizadas para la conservación ambiental, o “Zonas PDET” de Colombia, son fundamentales para la migración de al menos 123 especies de aves en invernación.
Colombia recibe 123 especies de aves migratorias a invernar desde Norteamérica, la mayoría en sus bosques protegidos o áreas conflictivas. Zonas priorizadas para la conservación ambiental que, como las montañas de los Andes y otras áreas del país, albergan estas especies.
Son principalmente, aves migratorias boreales que, durante el invierno norteamericano, entre diciembre y marzo, buscan refugio en otras zonas del continente ante las bajas temperaturas.
Según el más reciente listado de especies de aves en Colombia, el país con mayor diversidad de aves en el mundo, publicado recientemente en la revista Ornitología Colombiana, al país llegan 123 especies de aves que migran desde el norte. La mayoría de estas aves, llegan a bosques ubicados en las montañas de los Andes.
En un estudio publicado en la revista Perspectives in Ecology and Conservation, un grupo de científicos de universidades y centros de investigación en Colombia, Canadá, Australia y Suiza recopilaron información sobre seis especies de aves migratorias que llegan a Colombia y que se encuentran en riesgo de extinción.
En su investigación, los autores destacan que existe una gran preocupación por la pérdida de hábitat para aves migratorias que llegan a Sudamérica, principalmente por la deforestación y la degradación de los bosques.
Recogiendo información de eBird, una plataforma colaborativa de avistamiento e identificación de aves, lograron establecer puntos claves, en los que se reúnen cuatro o más de estas especies durante su período de migración, coinciden con zonas que hacen parte del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), es decir, son zonas PDET o zonas incluidas en iniciativas de conservación que incluyen a poblaciones negras, indígenas o campesinas.
Las zonas PDET coinciden también con lugares que experimentan pérdida de hábitat de especies migratorias. En áreas rurales con más pobreza hay mayor presión para las comunidades, que encuentran en la deforestación una alternativa de sostenimiento económico.
Los autores llaman la atención sobre la ineficiencia de los proyectos de conservación desarrollados tradicionalmente e invitan a potenciar enfoques de conservación que integren el bienestar económico y social de comunidades locales.
“Hubo un solapamiento del 20% entre las Áreas Forestales y los territorios afrodescendientes y las reservas indígenas; la mayor parte de este solapamiento se produjo fuera de las áreas protegidas establecidas, presentando así una oportunidad para la conservación forestal comunitaria que beneficia a las aves migratorias”.
dicen los autores.
Además, argumentan que existe una mayor oportunidad de conservación en las zonas PDET, sobre aquellas que están delimitadas dentro del Plan Nacional de Restauración de Colombia, pues se requiere de una participación fuerte de las comunidades.
En general, se trata las zonas PDET son afectadas por el conflicto armado, reguardos indígenas, tierras de consejos comunitarios afro, entre otras, que pueden ser aprovechadas para la conservación de especies, beneficiando tanto a las comunidades locales como a las aves migratorias, dice el estudio.
“Los intentos de abordar la conservación sin la participación directa y el liderazgo de las comunidades rurales minoritarias no solo seguirán siendo poco éticos, sino que también es probable que den lugar a resultados de conservación infructuosos”.
puntualizan como parte de las conclusiones de la investigación.
FUENTE: El Espectador.
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