los manglares

La COP16 hace un llamado a la protección de los manglares del mundo

La COP16 insta a la reflexión para mejorar la relación que tenemos con el ambiente, repensar un modelo de económico que no priorice la extracción, sobreexplotación y contaminación de la naturaleza.
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Cunas de la biodiversidad costera y aliados en la lucha contra el cambio climático, los manglares son ecosistemas amenazados que requieren de la protección de todos, desde autoridades y organizaciones hasta residentes de las costas y activistas.

La próxima COP16 busca marcar un hito para la conservación de la biodiversidad haciendo un llamado a la “Paz con la Naturaleza”. Sin duda, esta invocación hoy cobra mayor urgencia considerando la continua disminución de biodiversidad y la acelerada pérdida de especies alrededor del mundo.

Los Manglares
Emblema de la COP16.

Si bien este llamado es fundamental, también es hora de detenernos y reconocer que uno de los ecosistemas al que el desarrollo y la actividad humana le han dado más guerra, o al menos uno de los más ignorados al hablar de pulmones del planeta y captura de CO2, deforestación, resiliencia y restauración, es el de los manglares.

En América tenemos 46.284 kilómetros cuadrados de esta riqueza natural inigualable, un tesoro pocas veces valorado y fundamental, presente desde el sur de los Estados Unidos, pasando por México y Panamá, hasta Perú y Brasil, incluyendo a las islas del Caribe. Esta franja conforma una amplia región donde se desarrolla este hábitat privilegiado para la biodiversidad, paisaje predilecto de miles de aves migratorias y endémicas.

Los Manglares
Bahía de Panamá. Foto: Mike Fernández/ Audubon

Un factor que causa la pérdida de biodiversidad es la reducción del hábitat para las especies. National Audubon Society, a través de Audubon Américas (su brazo hemisférico) avanza su estrategia de Resiliencia Costera atendiendo esta problemática desde un enfoque más amplio e integral de los ecosistemas claves para la biodiversidad, entre ellos los manglares, fangales, estuarios y arrecifes de coral.

Defender los manglares que nos defienden

Los manglares son la primera línea de defensa costera en la lucha contra el cambio climático, que trae consigo el aumento del nivel del mar y un clima más extremo, todo lo cual ejerce presión sobre muchas comunidades costeras de las Américas, obligándolas a adaptarse para mantener sus medios de vida. Dada esta situación, es esencial proteger los manglares y demás ecosistemas costeros asociados.

Los Manglares
La COP16 insta a la reflexión para mejorar la relación que tenemos con el ambiente, repensar un modelo de económico que no priorice la extracción, sobreexplotación y contaminación de la naturaleza.

En Panamá, con el apoyo del Fondo de Carbono Azul del Reino Unido y el Banco Interamericano de Desarrollo, y en alianza con la ONG nacional Sociedad Audubon de Panamá, llevamos a cabo actualmente el proyecto Patrimonio Natural Azul. Esta iniciativa integra investigación científica, valoración de servicios ecosistémicos, educación ambiental, concienciación e incidencia política para la conservación de los manglares.

Desde el enfoque de resiliencia, se hace evidente la importancia de atender el riesgo climático, presente y futuro. Así, la investigación está centrada en determinar la línea base de carbono en dos sitios piloto – bahía de Parita y bahía de Panamá. Al conocer el stock de carbono almacenado en estos llamados “ecosistemas de carbono azul” se hace visible su contribución a la mitigación y se provee una base para mecanismos financieros que aporten parcialmente el financiamiento para su futura conservación.

Datos iniciales del análisis adelantado en ambas bahías indican que, en promedio, en todas las unidades de monitoreo, las bahías de Parita y Panamá almacenan 87 toneladas de carbono aéreo por hectárea (biomasa), y en suelo a un metro de profundidad (se evalúan raíces y suelo), para Parita el promedio es de 171. Las cifras coinciden con estimaciones mundiales, según las que, por hectárea, los manglares almacenan cuatro veces más carbono que la mayoría de los bosques, incluido el Amazonas.

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La COP16 insta a la reflexión para mejorar la relación que tenemos con el ambiente, repensar un modelo de económico que no priorice la extracción, sobreexplotación y contaminación de la naturaleza.

Audubon Américas también explora la integración de la mitigación con la biodiversidad. Estamos realizando monitoreos acústicos de aves en las mismas unidades de monitoreo de carbono. Al utilizar a las aves como indicadoras de la salud del ecosistema, se busca la correlación entre la densidad de aves y el contenido de carbono, potencialmente demostrando el valor agregado de acciones coordinadas de mitigación y de conservación de especies.

Los aportes a la adaptación no quedan de lado. A través de la determinación de servicios ecosistémicos como la protección costera, así como de estudios complementarios de los impactos de nutrientes, efectos de cambios de salinidad, documentación de cambios históricos de cobertura y mapeo de especies de mangle apoyado por deep learning se informa la gestión y permanencia de las especies y hábitats específicos y del ecosistema como un todo.

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Bahía de Parita. Foto: Mike Fernandez /Audubon

El conocimiento sobre el funcionamiento y aportes del ecosistema y las especies es clave para proveer opciones de adaptación, particularmente para comunidades locales que dependen de los recursos naturales costeros.

Restauración presente y futura

Más allá de la conservación, se han abierto oportunidades para la futura restauración a través de un innovador proceso de mapeo de especies de manglar. Utilizando verificaciones de campo, imágenes satelitales y herramientas de inteligencia artificial se caracterizaron comunidades de especies de manglar y su distribución espacial. Esto no solo apoya la gestión del territorio, sino que, adicionalmente, informa sobre cómo restaurar de forma más efectiva las zonas degradadas y de amortiguamiento.

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Chorlo de Wilson. Foto: Matthew Jeffery

Finalmente, enfocados en la biodiversidad, se han desarrollado procesos de planificación sobre especies y elementos claves del ecosistema. Con el liderazgo de la organización Sociedad Audubon de Panamá se desarrolló el Plan de Conservación de Bahía de Parita, el cual identifica “Objetos de Conservación” que incluyen especies clave como el camarón blanco, la concha negra, los manglares y el emblemático chorlo de Wilson (Charadius wilsonia).

Con la elaboración de estrategias para la conservación de estos Objetos, se brinda un insumo esencial para tomadores de decisión municipales y organizaciones locales para la planificación territorial y actividades de conservación.

Y en el ámbito nacional, se asegura que estas y otras acciones aporten al cumplimiento de leyes nacionales y compromisos internacionales; no solo a los del Convenio sobre Diversidad Biológica sino también a las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) bajo el Acuerdo de París y los de la Convención Ramsar sobre los Humedales, por nombrar otros instrumentos claves. En este ámbito internacional, también se fortalece activamente el aporte e intercambio de conocimiento con la red Alianza Global de Manglares.

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Playero occidental. Foto: Ronan Donovan

En su más reciente plan estratégico, Audubon aspira a revertir el declive de las poblaciones de aves, enfoque que hacemos extensivo a todas las especies que habitan el ámbito marino-costero. A través de nuestras experiencias en Panamá esperamos continuar aportando al conocimiento aplicado a la gestión y políticas, en línea con el Marco Global de Biodiversidad y los avances adicionales que se generen en Cali. Así podremos seguir disfrutando a perpetuidad y en paz la belleza y riqueza que nos aportan los manglares.

Paz con la Naturaleza

Desde la adopción del Convenio sobre la Diversidad Biológica durante la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, la Conferencia de las Partes lleva velando por el cumplimiento de las acciones para el desarrollo de agendas, compromisos y marcos de acción para conservar la diversidad biológica y darle un uso sostenible, así como garantizar la participación justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos.

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La COP16 insta a la reflexión para mejorar la relación que tenemos con el ambiente, repensar un modelo de económico que no priorice la extracción, sobreexplotación y contaminación de la naturaleza.

Celebrada cada dos años, la Conferencia de las partes llega por por primera vez en la historia a Colombia este 2024, en su edición 16, destacando la importancia de la Biodiversidad.

En cada una de las Conferencias se busca tomar medidas determinantes para la protección de la diversidad biológica. Cali, capital del departamento del Valle del Cauca (Colombia), recibirá a todos los participantes de la COP16 entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre del 2024.

Colaboración de Julio Montes de Oca, Director de Resiliencia Costera de Audubon Américas.

FUENTE / IMÁGENES: El Espectador.

IMÁGENES ADICIONALES: Pexels.

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