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Mejorar las contribuciones de la ciencia a la sociedad requiere centrar las relaciones entre el ser humano y su entorno

Científicos de la conservación marina abogan por un cambio cultural a través de un enfoque centrado en las relaciones entre las personas y el lugar geográfico que ocupan.

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Científicos de la conservación marina buscan transformar el mundo académico para fomentar conexiones más profundas con los lugares de estudio y alentar la colaboración con las comunidades locales para que la ciencia sea más relevante y equitativa.

Desacelerar el paso puede ser inusual en el mundo académico, pero podría resultar en ciencia más relevante para ayudar a nuestro planeta a atravesar las actuales crisis climática, de biodiversidad y de justicia social.

Este es uno de los enfoques sugeridos por un diverso grupo de científicos especializados en conservación marina, que se conocieron en 2021 por el programa de comunicación científica COMPASSLeaders for Sea Change”.

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En un nuevo artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), los coautores consideran tres vías para conectar mejor con los lugares que estudian. Con frecuencia, los conocimientos científicos para abordar la crisis del cambio climático proceden de un lugar privilegiado.

Los resultados de las investigaciones suelen surgir del Sur Global, pero son difundidos y debatidos por instituciones y expertos bien financiados del Norte Global. A pesar de que gran parte de la ciencia se lleva a cabo en los lugares más vulnerables a los actuales desafíos globales, la comunidad científica suele pasar por alto o subvalorar los conocimientos, las historias y la sabiduría indígena de las comunidades locales.

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Los coautores del artículo Centering relationships to place for more meaningful research and engagement sostienen que este tipo de “extractivismo” del conocimiento puede deberse a limitaciones de tiempo, capacidad, financiación o personales.

Sin embargo, también consideran que el comportamiento extractivo de los humanos hacia el mundo natural y hacia los demás es lo que nos ha llevado a las actuales crisis mundiales.

Aseguran que el establecimiento de relaciones con los lugares de estudio y sus gentes conduciría a que la ciencia fuera más justa y los resultados de las investigaciones sean más precisos y significativos, y presentan tres vías encaminadas a crear conexiones más profundas entre los científicos naturales y los lugares que estudian.

La primera vía es Reflexionar y comunicar más profundamente sobre las relaciones con los lugares. Por ejemplo, insertándose en las comunidades locales, conociendo los relatos históricos y socioecológicos de los lugares de estudio y permitiendo que estas experiencias cambien las perspectivas, orienten los objetivos de la investigación y mejoren la relevancia social de los resultados de la investigación.

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El grupo interdisciplinario de científicos reunidos por el programa de comunicación científica COMPASS, «Leaders for Sea Change» se reunió en persona en Baja California, donde comenzaron a elaborar el manuscrito inicial de este artículo, basado en la experiencia colectiva de la cohorte. Crédito: Santiago Domínguez-Sánchez, Oregon State University.

Esta vía también busca expandir el reconocimiento de las tierras y anima a los científicos a orientarse con personas locales o indígenas para preceder las comunicaciones públicas con el reconocimiento de la presencia indígena pasada o presente en estos espacios.

Otra sugerencia es ampliar las declaraciones de posicionalidad, más allá de revelar los antecedentes personales y profesionales, para incluir un espectro más amplio de las influencias que dan forma al proceso de investigación, como los contextos geográficos, socioeconómicos, institucionales y culturales de los científicos involucrados, para mostrar de dónde proceden sus perspectivas.

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Una reunión comunitaria en enero de 2023, en la que se presentaron los resultados de la investigación colaborativa a los miembros de la comunidad de la Nación Squamish. La reunión incluyó una comida compartida, breves presentaciones y la proyección de un documental. Crédito: Fiona Beaty, University of British Columbia.

La segunda vía consiste en Fortalecer la colaboración entre los equipos de investigación y sus aliados”, lo que implica sentar las bases del respeto mutuo, la confianza y el intercambio de conocimientos entre los científicos y las personas que puedan ser locales o indígenas del lugar de investigación. Comprender su visión del mundo y sus conocimientos puede llevar a nuevas formas de pensar y relacionarse con un sitio.

Esta vía promueve la colaboración y con aliados ajenos al mundo académico y la co-creación de proyectos con aliados locales, una práctica habitual en las ciencias sociales. De este modo, los resultados de la investigación podrían ser significativos y transformadores para quienes puedan verse afectados por estos procesos de investigación, se mejoraría la confianza pública en los resultados de la investigación y el conocimiento se haría más accesible.

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La co-autora Ana K. Spalding se ha insertado en las comunidades de Bocas del Toro, en el Caribe panameño, entablando relaciones con sus habitantes locales e indígenas e incorporando sus conocimientos y necesidades a su investigación. Crédito: Ana Endara, STRI.

Reconociendo que desarrollar estas relaciones más profundas con un sitio requiere tiempo y energía, y que la mayoría de las instituciones científicas o sistemas de investigación no incentivan este tipo de trabajo, los coautores del artículo de PNAS proponen Transformar los sistemas de creación de conocimiento para incentivar el enraizamiento en un sitio” como tercera vía.

Recomiendan que las instituciones se planteen reestructurar los sistemas de formación, evaluación y financiación a lo largo de las distintas etapas de la carrera profesional. Un aspecto fundamental sería revisar las oportunidades de formación e investigación en los programas de licenciatura y posgrado.

Los procesos de contratación y evaluación también podrían transformarse para fomentar el desarrollo de relaciones profundas con los lugares de estudio.

Por último, los sistemas de financiación podrían apoyar las colaboraciones fuera de los sistemas académicos al incentivar las actividades de difusión pública de la investigación y el involucramiento con la comunidad junto con las métricas tradicionales del éxito académico, como las publicaciones revisadas por pares. 

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“Las instituciones de ciencias naturales de todo el mundo y, en particular, del Norte Global, podrían rediseñar sus sistemas de recompensa, fomentando las investigaciones arraigadas en un sitio. Es muy difícil que los investigadores hagan cambios si están luchando constantemente contra el sistema”.

afirma Beaty.

Vínculo entre individuos y entornos

Los autores también proponen el desarrollo de capacidades de investigación basadas en un sitio, lo cual puede verse como capacitar a los científicos locales para dirigir investigaciones alineadas con las necesidades de la comunidad o crear centros en sitio que empleen a expertos locales o colaboren con organizaciones comunitarias para producir conocimientos adaptados a sus contextos específicos.

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“Estas perspectivas son el resultado de conversaciones de varios años en las que compartimos experiencias y reconocimos el extraordinario valor y las complicaciones que implica un compromiso genuino y de impacto”.

afirmó la coautora Katharine Bear Nalven, de Oregon State University.

Beaty espera que este documento inspire a los investigadores jóvenes, orientándolos y ofreciéndoles una serie de opciones. También busca animar a los investigadores ya establecidos a ver cómo pueden contribuir al cambio en el mundo académico.

No esperamos que todo el mundo acepte todas nuestras sugerencias, porque puede resultar abrumador, pero cada persona puede tener diferentes puntos de entrada”, afirma Beaty.

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Ana K. Spalding, coautora y directora del Adrienne Arsht Community-Based Resilience Solutions Initiative de STRI, considera que este documento es un testimonio de la eficacia de programas de formación como Leaders for Sea Change. “Nuestra aspiración es que iniciativas como esta, centradas en el desarrollo de capacidades y la formación de líderes, cobren impulso y resalten la importancia de la colaboración”, afirmó. El Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, en ciudad de Panamá, Panamá, es una unidad de la Institución Smithsonian.

El Instituto promueve la comprensión de la naturaleza tropical y su importancia para el bienestar de la humanidad, capacita estudiantes para llevar a cabo investigaciones en los trópicos, y fomenta la conservación mediante la concienciación pública sobre la belleza e importancia de los ecosistemas tropicales.

FUENTE / IMÁGENES: Nota de Prensa.

IMÁGENES ADICIONALES: Pexels.

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